La Unión Europea ha ido con todo a por el gigante tecnológico Google. Cómo si de un órdago en una jugada de mus se tratara. La compañía estadounidense ha recibido, este martes, la mayor multa antimonopolio jamás impuesta por la Comisión Europea.
Un total de 2.424 millones de euros tendrá que pagar Google por abuso de posición dominante en el sector de los buscadores de internet “al dar ventajas ilegales a sus propios servicios de comparativas de precios”.
Bruselas lanzó la investigación hace siete años, cuando Joaquín Almunia ocupaba la cartera de Competencia. Las tornas cambiaron cuando la Competencia cambió de mandos. Hace dos años, la ahora comisaria europea, Margrethe Vestager, optó por abrir un expediente sancionador: la presunta discriminación que aplica Google a los competidores cuando el usuario recurre al buscador para buscar productos y comparar precios. Su argumento se ha basado en que la empresa, fundada por Larry Page, sitúa en una posición destacada sus propios servicios (Google Shopping), ocultando otros de los competidores.
Para Margrethe Vestager “lo que ha hecho Google es ilegal. Ha negado a otras empresas la oportunidad de competir según sus méritos y la de innovar. Y más importante aún: ha negado a los consumidores europeos la elección genuina de servicios y los beneficios completos de la innovación».
La multa que ha impuesto Vestager es la mayor sanción aplicada a una empresa. Muy atrás quedan las multas impuestas a otras cinco multinacionales. Intel tuvo que pagar 1.060 millones de euros en 2009, Microsoft pagó 497 millones en 2004, Servier 429 millones en 2014, Telefónica 152 millones y Lundbeck 146 millones.
A partir de hoy Google dispone de 90 días para “poner fin a su conducta”. Si no lo hace, se arriesga a una multa de hasta el 5% de los ingresos diarios a nivel mundial de Alphabet, la empresa matriz.
Ken Walker, abogado y vicepresidente de Google, ha respondido que “discrepan respetuosamente con las conclusiones anunciadas hoy” y que revisarán la decisión, considerando una apelación.
Marta Martín Gómez