Merkel ha convocado, para la cumbre del G-20, a los líderes europeos a preparar la reunión de espaldas a Trump. El cambio climático y el rechazo al proteccionismo ocuparán el centro de las reflexiones, pero en el fondo late una nueva estrategia europea: la radical defensa de la Unión frente a los gigantes corporativos norteamericanos, especialmente los digitales.
La sanción a Google tiene su origen en la incorporación al buscador del comprador de precios «Google Shopping», a expensas de los otros motores de búsqueda. Es el resultado de una denuncia colectiva presentada en 2010 que desencadenó la investigación.
Sin embargo, el predecesor de la actual comisaria de competencia la danesa liberal Margrethe Vestager,el socialista español Joaquín Almunia, orientó su política hacia el acuerdo amistoso con Google. Pero su esfuerzo fue inútil. De ahí la decisión que se alcanzó la última semana de junio.
Hay que reconocer que «Google Shopping » es un servicio bastante periférico y que, por ello, en los EE.UU., Google probablemente no tendría que pagar sanción, ya que tendrían que presentarse unos niveles de prueba muy superiores.
La Comisión se ha centrado en Google Shopping porque ha querido sentar un precedente. La estrategia de Google con su comparador es la misma que ha seguido con Youtube o Gmail. La Comisión anticipa criterios en la investigación que también sigue sobre el sistema Android y sobre Adsense.
La Comisión lanza un mensaje a Amazon, Appel, Microsoft o Facebook, que abusan de su posición dominante, mantienen 90% de la cuota de mercado en la Unión Europea en detrimento de los competidores europeos e incluso norteamericanos. Compañías norteamericanas como Oracle, Yelp y News Corp han dirigido el lunes 26 de Junio una carta a la Comisión Europea mostrando su apoyo.
La posición europea sobre empresas norteamericanas
La UE, cuando se trata de empresas estadounidenses, camina con notable cautela, dado lo radical de las reacciones de Washington para proteger a sus empresas.
Barack Obama dio voz y apoyo a Apple en agosto de 2016, cuando la Comisión condenó a pagar 13 mil millones de euros por acuerdos fiscales ilegales en Irlanda. Donald Trump, que ha hecho del nacionalismo económico la identidad de su gobierno será, sin duda, menos diplomático.
Aunque desde que Jean-Claude Juncker es Presidente de la Comisión, la Unión es un poco menos tímida respecto a las empresas norteamericanas. Lo cierto es que Europa está notablemente lejos de las sanciones que los Estados Unidos imponen a las empresas europeas.
Las sanciones nortemericanas
Las autoridades norteamericanas no sólo utilizan la ley antimonopolio, sino una amplia panoplia legal que va desde la corrupción hasta el blanqueo de capitales, embargos internacionales, el derecho financiero o el medio ambiental.
BNP Paribas fue condenado dos veces a pagar casi 10 mil millones de dólares, por un hipotético incumplimiento del embargo de Estados Unidos contra Irán. Credit Agricole, HSBC, Commerzbank, etc, también tuvieron que para pagar las multas.
Deutsche Bank pagó 7,2 mil millones por su papel en la crisis de las hipotecas subprime, Volkswagen, 22 mil millones por el sotware instalado falsificar los datos de la contaminación de sus motores,. Alstom, 800 millones por corrupción.
Estas sanciones se han producido desde 2008 y las grandes empresas europeas han tenido la impresión de que el gobierno de Estados Unidos estaba tratando de reconstruir su salud fiscal a costa de los europeos.
Los argumentos norteamericanos
De las 17 empresas condenadas en virtud de los «Actos de Práctica de Corrupción», diez son europeas, seis americanas y una japonesa. Alrededor de 15 empresas han sido condenadas por violaciones de las leyes del embargo o blanqueo de capitales : 14 son europeas y una estadounidense. En ambos casos, no hay ninguna empresa China.
No cabe duda de que hay malas prácticas insoslayables cómo es el caso de Volkswagen, pero cabe la duda sobre algunas prácticas sancionadas. Algunas empresas son multadas por usar el dolar en transacciones con países sujetos a embargo de Estados Unidos, pero no embargadas por la Unión Europea. Otras son castigadas por actos de corrupción fuera de Estados Unidos, con funcionarios no norteameticanos.
En suma, la Comisión Europea ha elevado el nivel de sus acciones pero aún está lejos de las prácticas norteamericanas.
Miguel de la Balsa