domingo, noviembre 24, 2024
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Son fiestas, disfrute de su pueblo: va a desaparecer

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Una herencia cultural de mediados del siglo pasado marca a las familias españolas: fruto de la emigración rural, todos los españoles y españolas nos reclamamos de un pueblo al que hemos vinculado una parte de nuestra educación sentimental. Casi todos y todas, al menos una vez al año, volvemos al pueblo que una vez fue nuestro o de nuestros ancestros.

Especialmente volvemos a la fiesta mayor, para la virgen de los mil nombres, o para esos días que van de San Lorenzo o San Roque a la Paloma o como quieran llamar a la fiesta de la cosecha o la asunción a los cielos de la Virgen. El caso es que en estos días que van del 11 al 15 de Agosto los pueblos, el campo vuelve a llenarse.

La Dirección General de Tráfico, con su habitual arcano y criterio desconocido por los humildes mortales, calcula que se producirán más de seis y medio de desplazamientos en estas fechas.

Aunque muchos tendrán como destino el disfrute playero, las zonas rurales se llenan: la ocupación en casas rurales superará en diez puntos la del resto del mes con y las casas familiares quedarán repletas con ocupantes urbanos que echarán en falta la wifi, la mensajería instantánea y esas cosas que nos hacen felices.

Y sin embargo, este cronista económico, viene a aconsejarles que disfruten de su viejo pueblo: el 60% de ellos puede desaparecer.

Pueblos en riego de extinción

Un reciente estudio, firmado por Joaquin Recaño de la Universidad Autónoma de Barcelona, lo recuerda dramáticamente:  El 60 por ciento de los municipios españoles tenía a 1 de enero de 2016 menos de 1.001 habitantes, ocupaba el 40 por ciento de la superficie y apenas concentraba el 3,1 por ciento de la población.

Los datos de Eurostat situaban a 19 provincias españolas entre las menos densas de la Unión Europea en 2015. Este notable desequilibrio entre población y territorio constituye el problema fundamental de una vasta superficie del centro y norte español.

Una población envejecida, la escasez de mujeres producto de una fuerte emigración diferencial por sexos y una inmigración que no ha compensado las salidas de población de estos municipios desde mediados del siglo XX son las razones. “La sostenibilidad demográfica de este conjunto heterogéneo de municipios rurales pende de un hilo”, escribe Recaño.

A principios del siglo XX, 1 de cada 5 habitantes en España, un total de 4 millones de personas, residía en municipios que en 2016 tenían 1.000 o menos habitantes; la densidad de población superaba los 20 habitantes por km2 , no muy inferior a la del conjunto de España, 37 habitantes por km2 .

Un siglo después, la población de esos municipios se había reducido a 1,45 millones, casi una tercera parte, y apenas representaba el 3,1 por ciento del conjunto español, su densidad era de 7,3 habitantes por km2 frente a los 92 de España.

Pueblos de desaparición irremediable

1.840 municipios desaparecerán irremediablemente. Si su pueblo esta en altitud;  tienen unos cien habitantes de promedio durante el año, con densidad por debajo de 4,3 habitantes por kilómetro cuadrado y edad media próxima a los sesenta años, el asunto no tiene arreglo. Se trata, ni más ni menos, que del 23% de los pueblos españoles. Otro 20%, 1622 municipios, seguirán perdiendo población y acabaran por acercarse a la inviabilidad de los primeros.

Las cosas no pintan bien porque el turismo rural, las segundas residencias y la existencia de recursos concretos ligados al territorio que podrían pueden garantizar la continuidad de un municipio no son capaces de retener ni a la población más joven ni, especialmente, a sus mujeres. No son, tampoco, atractivos para la inmigración.

La España Vacia

Los municipios con peores perspectivas de se localizan en las áreas circundantes de Madrid. Especialmente Castilla-León, con todas sus provincias implicadas en mayor o menor grado y Castilla-La Mancha, con una situación de insostenibilidad demográfica en los municipios más pequeños de Guadalajara y Cuenca. También destacan Aragón, con especial protagonismo de Teruel y, finalmente, La Rioja.

Si su pueblo se encuentra en estas áreas convendría que repasara con los más jóvenes de la familia la historia, costumbres y cultura local. Que digitalice esos imborrables recuerdos de su infancia. De paso, escuche al alcalde o alcaldesa pedir dramáticamente ayuda para sobrevivir,

Asturias y Galicia pueden incluirse en esta situación aunque su peculiar estructura ha impedido a los investigadores hacerse una idea clara de sus perspectivas.

Por el contrario, los que presentan una mayor resistencia a desaparecer se hallan en las provincias del Valle del Ebro, el espacio al sur que une Cáceres y Toledo, la montaña pirenáica y las regiones mediterráneas.

Los paseantes con mochila, las familias en fiestas recorrerán en el futuro una España Vacía, buscando el hogar de sus ancestros. Igual merecería la pena hacer algo, oiga.

Miguel de la Balsa

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