Francia y Alemania no descansan y planifican un nuevo marco fiscal para los gigantes de internet. Las millonarias sanciones y expedientes que han afectado a Google, Apple, Facebook y Amazon no cancelan la ofensiva. Se busca un marco fiscal que discipline a las grandes tecnológicas, cuyo negocio, en ocasiones, es tanto la elusión como la venta de sus productos.
Los ministros franceses y alemanes preparan una propuesta que deberán ratificar el conjunto de ministros europeos (Ecofin). En la sesión que celebran a mitad de este mes.
Hasta ahora, son muchas las iniciativas que se han debatido en la Unión Europea para disciplinar fiscalmente a los gigantes de internet, tanto en la Unión Europea como en la OCDE, ámbito en el que los norteamericanos prefieren los acuerdos, con el objeto de animar cierta reciprocidad.
Todas las propuestas se han quedado meras declaraciones de intenciones. Ahora, las negociaciones están estancadas.
La proposición franco-alemana tendrá como base de referencia la cifra de negocios de los grandes grupos, en su mayoría americanos, y a partir de ahí el objetivo es que “paguen por los ganan a los Tesoros públicos de los países europeos donde tienen esos beneficios”.
Se acabó, en consecuencia, la elusión fiscal, las sedes fiscales en países con reglas especiales y el resto de los trucos que las grandes empresas han utilizado en la Unión Europea.
Pero Francia y Alemania necesitan el apoyo del resto de socios para que esa intención para a la realidad. Google, por ejemplo, está en la lupa de las autoridades galas desde hace tiempo, pero ha ganado el último pleito judicial (el Tribunal Administrativo de París), en el que el fisco le reclamaba 1.115 millones de euros.
No obstante, uno de los puntos del programa electoral de Macron está la propuesta de crear “un mercado único de lo digital” y que los grandes grupos de Internet “tributen según la cifra de negocios realizada en Francia”.
La paciencia agotada
La Unión Europea , cuando se trata de empresas estadounidenses, camina con notable cautela, dado lo radical de las reacciones de Washington para proteger a sus empresas.
Barack Obama dio voz y apoyo a Apple en agosto de 2016, cuando la Comisión condenó a pagar 13 mil millones de euros por acuerdos fiscales ilegales en Irlanda. Donald Trump, que ha hecho del nacionalismo económico la identidad de su gobierno será, sin duda, menos diplomático.
Aunque desde que Jean-Claude Juncker es Presidente de la Comisión, la Unión es un poco menos tímida respecto a las empresas norteamericanas. Lo cierto es que Europa está notablemente lejos de las sanciones que los Estados Unidos imponen a las empresas europeas.
Las sanciones nortemericanas
Las autoridades norteamericanas no sólo utilizan la ley antimonopolio, sino una amplia panoplia legal que va desde la corrupción hasta el blanqueo de capitales, embargos internacionales, el derecho financiero o el medio ambiental.
BNP Paribas fue condenado dos veces a pagar casi 10 mil millones de dólares, por un hipotético incumplimiento del embargo de Estados Unidos contra Irán. Credit Agricole, HSBC, Commerzbank, etc, también tuvieron que para pagar las multas.
Deutsche Bank pagó 7,2 mil millones por su papel en la crisis de las hipotecas subprime, Volkswagen, 22 mil millones por el sotware instalado falsificar los datos de la contaminación de sus motores,. Alstom, 800 millones por corrupción.
Estas sanciones se han producido desde 2008 y las grandes empresas europeas han tenido la impresión de que el gobierno de Estados Unidos estaba tratando de reconstruir su salud fiscal a costa de los europeos.
Miguel de la Balsa