domingo, noviembre 24, 2024
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Google quiere quedarse con las ciudades

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A Alphabet, la empresa matriz de Google, no le faltan mercados. Sus filiales abarcan desde hogares autónomos hasta hogares inteligentes, inteligencia artificial y biotecnología. Ahora, da un paso más: ha decidido construir y dirigir una ciudad.

Un pedazo de Toronto

Sidewalk es una compañía desconocida para la mayoría de la gente. Se centra en planificación urbana desde su fundación hace dos años. Hasta ahora, su rol ha sido fundamentalmente consultivo, con las agencias gubernamentales en Estados Unidos como principales clientes. Su nuevo proyecto apunta más al norte y es más ambiciosos: se trata de un reciente acuerdo entre la compañía y la ciudad de Toronto para planificar y construir un barrio “del siglo XXI” desde cero.

La pasada semana se aprobaba un acuerdo entre Sidewalk Labs  y Toronto que cede a la compañía la remodelación de un distrito costero llamado Quayside (que se traduce literalmente como muelle).

El nuevo barrio tiene una superficie de 3,2 kilómetros cuadrados y en él Google planea situar su nuevo campus canadiense en el que centralizar el millar de empleados que mantiene en el país. Toronto le ha cedido un pedazo íntegro de su ciudad de su ciudad incluidos sus nuevas reglas de funcionamiento.

Quién podría rechazar la reducción de gases de efecto invernadero, el consumo de agua potable y la generación de basuras. Pero ese encomiable objetivo no es solo lo que sugiere el acuerdo. La propia empresa ha reconocido que va más allá: se trata de gobernar un distrito que sería “un banco de pruebas para la combinación de la tecnología y el urbanismo.»

Los laboratorios urbanos

Es sorprendente que una Ciudad se entregue tan alegremente.El plan de Google para revolucionar las ciudades es sencillo: una toma de control, de todo todo excepto en el nombre

Con este distrito, Alphabet tendrá su propio «laboratorio de vida urbana» donde podrá experimentar con nuevos sistemas inteligentes y técnicas de planificación. Puede estudiar cómo funcionan estos sistemas en el mundo y cómo se ven afectadas las personas.

Quayside será un proyecto más de un sin fin de nuevos campus creados por todo el mundo, en especial en Norteamérica y China, para dar alojamiento laboral, adaptado específicamente a las necesidades de las grandes empresas tecnológicas.

Los laboratorios urbanos como este son tendencia en este momento en todo el mundo, debido a la coincidencia de dos factores: los elevados recursos y tesorería de las grandes tecnológicas y las debilidades de capitales de los ayuntamientos.

La presencia de las grandes tecnológicas crea un flujo de ingresos extraordinario hacia las arcas de los ayuntamientos como Shanghái, Seattle o los diferentes municipios al sur de la bahía de San Francisco.

Asimismo, estas empresas suelen encontrarse con una buena predisposición por parte de los ayuntamientos cuando deciden reorganizarse o instalarse,

Hay ejemplos en todo el mundo de ciudades que, en asociación con empresas, desarrollan o consideran un distrito como banco de pruebas de tecnologías como los automóviles sin conductor. De hecho, este ni siquiera es el primer proyecto de Sidewalk Lab. También está involucrado en la remodelación de Hudson Yards en la ciudad de Nueva York.

Los alcaldes y los ejecutivos de las tecnológicas buscan, afirman, soluciones para los efectos disruptivos de la tecnología en el tejido urbano y su sostenibilidad ambiental. Sin embargo, este modelo de creación de nuestro futuro urbano, dicen los críticos, parece peligroso dejarlo en manos de las corporaciones impulsadas por los beneficios y hambrientas de poder.

En una era de intensa competencia entre ciudades, muchas ciudades se centran en lograr un crecimiento constante, grandes retornos de las inversiones y asociaciones público-privadas para impulsarlo.

Las ciudades han pasado a ofrecer a las empresas de tecnología beneficios como una regulación más flexible y menores impuestos. Crean «ecosistemas de innovación» destinados a atraer programadores y capitalistas de riesgo. Los distritos digitales, como el que está desarrollando Sidewalk Labs, son la versión del siguiente nivel de estas políticas.

¿Por qué conformarse con exenciones de impuestos o legislación a la carta, cuando puede reclamarse un vecindario completo? La ciudad en sí misma se está convirtiendo en otra plataforma en la que Silicon Valley puede construir y probar nuevas tecnologías, al tiempo que extrae más valor y expande su influencia.

¿Aceptamos que nuestras ciudades sirvan como experimento o se conviertan en si mismas en un mercado de las grandes tecnológicas? Las ciudades no son plataformas con usuarios, ni son negocios con accionistas. Las ciudades son lugares reales con personas reales que tienen derecho a vivir con cualquier «solución inteligente».  

«Ahora, es nuestro turno» dijo el responsable de Akphabet al firmar el acuerdo, en una explosión de alegría. Alegre para él, ¿bueno para la ciudadanía?

 

Miguel de la Balsa

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