viernes, noviembre 22, 2024
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Porqué las abuelas ya no viajan

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El cambio demográfico y la crisis económica han cambiado las legislaciones sobre jubilación. Un efecto notable sobre las abuelas: algunas trabajan; pero las que no lo hacen han debido apoyar a las hijas. Especialmente en el sur de Europa, donde el papel de la familia es más relevante.

En España, la reforma del sistema de pensiones de 2011 retrasó la edad de jubilación desde los 65 a los 67 años. Como consecuencia, algunas abuelas que hubieran estado jubiladas ahora trabajan.

Esto último podría tener un efecto sobre la inserción laboral de las madres en función de las transferencias de tiempo y dinero que las abuelas pasen a las madres. Las economistas Sara de la Rica y Ainhoa Aparicio han dedicado varios trabajos al tema, publicados en el Blog “Nada es Gratis”.

Aparicio da cuenta de las las diferencias que existen en términos del efecto de la jubilación de las mujeres sobre la tasa de empleo de sus hijas, entre los países del sur de Europa (España, Grecia, Italia y Portugal) y el resto de Europa. En teoría el efecto total de la jubilación de una mujer sobre la probabilidad de empleo de su hija es ambiguo, dice la doctora.

Por un lado, la jubilación deja más tiempo libre, que se podría dedicar a la hija (haciendo la compra, la comida, cuidando de los nietos, etc.). Sin embargo, con la jubilación algunas mujeres pueden dedicarse a viajar o mudarse a una segunda casa cerca del mar o la montaña, lo que dificulta ayudar a sus hijas. Nuestras abuelas viajaban con el “Inserso” (IMSERSO, en la actualidad)

La jubilación también suele estar asociada a una caída de los ingresos, lo que reduce la posibilidad de transferir parte de los recursos a las hijas. Sin embargo, con la jubilación también pueden cambiar los patrones de consumo  y ahorro, y podrían incluso aumentar las transferencias a las hijas.

Todos estos mecanismos dependen de manera crucial, afirman ambas economistas,  del entorno cultural y social. Las mujeres dedican más tiempo y dinero a sus hijas en culturas enfocadas a la familia y estados del bienestar más pobres. Las reglas sociales también determinan a qué está bien visto que una jubilada dedique su tiempo a la familia.

En algunas sociedades forma parte de la normalidad el papel de cuidadoras mientras en otras, los abuelos y abuelas se mudan, viajan, etcétera.

Sara de la Rica asegura que España y los otros países del sur de Europa se caracterizan porque la familia tiende a compensar los déficits del estado del bienestar. Por tanto, en países donde no hay medidas apropiadas para compaginar la vida familiar y laboral, las madres jugaran un papel más relevante.

Aparicio, por su parte, analiza una encuesta realizada a personas de más de 50 años residentes en 21 Europeos, en cinco años que cubren el periodo de 2004 a 2015.

Del análisis, la economista deduce un efecto positivo de la jubilación de las madres sobre el empleo de las hijas en los países del sur de Europa, y un efecto negativo en el resto.

Esto ocurre, dice la investigadora porque “aunque en todos los países las madres jubiladas cuidan más a sus nietos que las no jubiladas, en los países del sur dedican más tiempo y dan más dinero a sus hijas, mientras que en el resto de países europeos la jubilación de las madres implica una reducción del tiempo y el dinero transferido a las hijas”.

Ainhoa Aparicio concluye afirmando que “tenemos mucho que agradecer a las abuelas españolas y del sur de Europa en general», y la segunda que, también, «tenemos mucho que caminar para llegar a un estado del bienestar que les permita irse a un merecido viaje con el “Inserso”- IMSERSO- (o donde quieran ellas) sin tener que preocuparse por sus hijas».

Miguel de la Balsa

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