El Salario Mínimo Interprofesional (SMI) acaba de aumentar un 4%. Esta subida se añade a otra del 8% registrada en 2017. Bajo condiciones optimistas, pactadas entre agentes sociales y Gobierno, podría alcanzar en 2020 un valor superior en un tercio a lo que era en 2016.
El aumento ha sido aplaudido por todo el mundo. Expertos, agentes sociales y opinión pública. Unos y otros creemos que se trata de un mensaje sobre la necesidad de subir salarios para la economía española, por razones de economía, mejorar el consumo, o de reducir el número de trabajadores y, especialmente, trabajadoras pobres.
Por otro, el optimismo esconde también un lado oscuro: parece revelar una idea generalizada de que la negociación colectiva alcanza cada vez a menos trabajadores, especialmente en los sectores con más baja productividad estamos convencidos de que la negociación colectiva no alcanza a los sectores con menos productividad y más bajos salarios.
Poco relevante
El SMI data de 1963 con el objeto de ampliar los efectos de la negociación colectiva a los sectores a los que no afectaba la protección. Como se ha señalado reiteradamente por expertos, la Constitución Española reconozca el derecho a la negociación colectiva, pero no el derecho a un SMI.
En un trabajo publicado por Florentino Felgueroso se estima que solo el 3,6% de todos los asalariados y asalariadas están cubiertos por el salario mínimo. Porcentaje que asciende al 18,5% de los menores de 24 años y al 12,3% de las ocupaciones no cualificadas. Reflejo de la tendencia al debilitamiento de la negociación colectiva y al desprecio con el que suele tratarse a los sindicatos es que esos porcentajes ascenderán al 8,8% y al 29,5%, respectivamente.
Poca masa salarial
Dada su escasa incidencia, variaciones del SMI se traducen en cambios muy pequeños de la masa salarial. Incluso suponiendo que las subidas del SMI de 2017-2018 acabaran afectando plenamente a un 3% de la población trabajadora , el incremento resultante de la renta disponible de dicha población sería de alrededor del 0,37%, según el profesor Juan Francisco Gimeno.
El propio Gimeno recuerda en un reciente trabajo publicado en el blog Nada es Gratis que “hay que tener en cuenta que seguirá en vigor la misma regla de afectación del SMI en los convenios colectivos que en 2017, según la cual es el SMI que estaba en vigor en 2016 (y no el resultante tras las dos últimas subidas) el que continuará siendo de aplicación a los convenios colectivos vigentes que lo utilicen como referencia”.
El SMI no reduce la desigualdad de renta ni la pobreza, Aumentos del SMI pueden beneficiar a trabajadores con bajos salarios, pero no necesariamente a familias con bajo nivel de renta. Apenas un 10% de la población E por debajo del umbral de la pobreza son trabajadores que perciben el SMI.
La tasa de sindicalización
Con estas cifras, si se mantuviera la tasa de sindicalización y negociación de convenios, la subida salarial depende de sindicatos y de empresarios y, por ahora, de la evolución de la productividad, pero sin embargo, las reforma laboral no facilita esa circunstancia y elevará la importancia del salario mínimo.
En el debate sobre el efecto del empleo del salario mínimo, todos los expertos consideran que autores si se cumplen las condiciones pactadas para los aumentos futuros del SMI (crecimiento anual del PIB superior al 2,5% y aumentos anuales de afiliados a la Seguridad Social de 450 mil), los efectos sobre el empleo no deberían ser motivo de preocupación.
En definitiva, que el SMI haya empezado a aumentar de nuevo es una buena noticia por señalizar el comienzo de una necesaria «normalización de salarios» que tendría que materializares en otros ámbitos, pero no por las razones esgrimidas habitualmente. Esperar que en España subidas del SMI impulsen el crecimiento y reduzcan la desigualdad de renta y la pobreza es creer en unicornios. O en los Reyes Magos. Y ya se sabe que la principal labor de los economistas es recordar que los Reyes Magos no existen. No obstante, espero que el próximo fin de semana sus «Majestades de Oriente» sean generosos con todos los lectores de NeG.Sobrevaloración
Miguel de la Balsa