Las ventas de mascotas en tiendas de animales descendieron del 25% al 15% del total de adquisiciones en la última década, precisamente el porcentaje –un 10%- que han crecido en este mismo periodo las adopciones en protectoras. Estos son las datos que refleja el estudio de la Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía(AMVAC)
AMVAC es una de las asociaciones que promueven la segunda edición de la Feria Internacional para el Profesional del Animal de Compañía, IBERZOO+PROPET, organizada por IFEMA, que se ha celebrado lentre el 15 y 17 de marzo en el Pabellón 10 de la Feria de Madrid.
Comprar un animal de compañía en una tienda ya no es siempre la primera opción para los propietarios de mascotas. Cada vez más españoles se decantan por la adopción y los acuerdos entre particulares a la hora de sumar un animal al hogar, según los últimos datos de AMVAC, que dibuja una evolución hacia una “adquisición emocional”, sin transacciones comerciales de por medio. “La mayor visibilidad del maltrato animal y los abandonos en los medios de comunicación ha sido determinante en esta tendencia hacia una creciente concienciación de la sociedad española”, asegura Jaime Díaz, Gerente de AMVAC.
En 2007, solo un 4,9% de los animales de compañía procedían de centros de acogida; en 2017, la proporción ya es del 14,9%. Asimismo, los acuerdos entre particulares suponen un 15,4% de las adquisiciones, un 5,6% más que hace una década. Los animales adquiridos como regalo también son cada vez menos, pasando del 34,2% en 2007 al 25,2% el año pasado.
Pese a ello, “los niños querían uno / regalo para los niños” sigue siendo el tercer motivo de adquisición entre los propietarios de mascotas, que han dado esta respuesta en el 9,6% de los casos en una encuesta elaborada por AMVAC. Las principales motivaciones son el gusto por los animales (48,4%) y la compañía para paliar la soledad (18,7%), mientras que la “adopción ante abandono o sacrificio” se sitúa en cuarto lugar con un 6,2%.
Más veterinarios por habitante que Europa.
El informe sectorial de AMVAC también inciden el “número exagerado” de estudiantes y facultades de veterinaria de nuestro país, donde cada año ingresan 1.400 veterinarios, de los que el 75% son mujeres, en alguno de los 13 centros que imparten esta disciplina. Francia, con cuatro facultades, y Alemania, con cinco, tienen una población de animales de compañía considerablemente mayor a la española, donde viven 20 millones de mascotas.
Esta abundancia de graduados, cerca del doble por habitante que la media europea, se traduce en un “exceso de oferta de servicios veterinarios”, con aproximadamente 6.000 centros abiertos de los cuales un gran número corresponden a “clínicas pequeñas con alto nivel de autoempleo que compiten en precio”.
“Este elevado número de veterinarios, junto con la ausencia de regulación laboral del sector y el insuficiente desarrollo de la gestión empresarial en las clínicas, incide en que las tarifas de los precios de los servicios veterinarios vayan a la baja y la remuneración de los profesionales veterinarios sea muy pobre”, añade el Gerente de AMVAC, que también recuerda los efectos perjudiciales para el sector de la subida del IVA de los servicios veterinarios del 8% al 21%.
El crecimiento de las ventas online y por otros canales (supermercados, etc.) también está afectando, según AMVAC, a la rentabilidad de muchas clínicas, que sufren una pérdida progresiva de ingresos por la comercialización de piensos y complementos. Además, el informe menciona el reciente interés de grandes corporaciones en el sector, con proyectos de expansión de grandes superficies con clínicas veterinarias que pueden desestabilizar el panorama actual, marcado por las pequeñas y medianas empresas.
Crisis de la veterinaria
Pese a los problemas del sector, las clínicas veterinarias encadenan su cuarto año consecutivo de crecimiento tras tocar fondo en 2013, cuando se produjo un retroceso en ingresos del 6,7% por la situación de crisis global y el impacto de la subida del IVA. En 2017, los ingresos totales se incrementaron en un 5,1%.
Dos de cada tres clínicas registraron crecimiento el año pasado, y un 24,5% lo hizo a doble dígito, es decir, con porcentajes superiores al 10%.
La facturación de medicamentos (antibióticos, vacunas, antiparasitarios, antiinflamatorios, etcétera) destinados a animales de compañía creció en 2017 un 14% con respecto al año anterior, facturando 256 millones de euros. Un volumen de negocio que supone un 27% del mercado total de salud animal, por debajo del dirigido a la salud porcina y algo por encima del ámbito vacuno.
Estos negocios se están viendo amenazadas por la entrada al sector de numerosas franquicias. “Existen, en la actualidad, intereses económicos ajenos a los propios veterinarios, que pueden desequilibrar este sector económicamente precario y muy atomizado. Cadenas, franquicias, aseguradoras o fondos de inversión, con poderío económico y de comunicación, pueden hacer peligrar el modelo tradicional que viene dando empleo, aunque precario, a un elevado número de veterinarios autónomos y a un creciente número de trabajadores por cuenta ajena”, según declaraciones de responsables del Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid, a la organización de trabajadores autónomos. ATA.
Descenso del número de autónomos
Cada semana se pierden dos autónomos afiliados a la Seguridad Social y, mientras que en el 2016 los veterinarios por cuenta propia eran 6.881, el año pasado apenas si sumaban 6.660, según los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
Otro dato relevante es que existe un crecimiento desmedido del número de nuevos licenciados que al terminar el grado encuentran un panorama laboral con ínfimas cuotas de empleabilidad. De este modo, entre 2016 y 2017 el desempleo entre los profesionales de entre 25 y 29 años creció un 700%, así lo asegura CEVE.
En España existen 13 facultades de veterinaria, lo que es una “exageración”, en palabras de Lázaro. Además, la mayoría de recién licenciados optan por buscar trabajo en clínicas de animales de compañía, dirigidas en su mayoría por profesionales autónomos.
Miguel de la Balsa