Aunque valoran de forma positiva los pasos dados hasta ahora, abogados y administradores concursales aseguran que aún queda camino por hacer, e instan a Moncloa a que siga trabajando para «minimizar el daño económico que puede sufrir el tejido empresarial» ante esta emergencia sanitaria.
APLAZAR LOS PAGOS A HACIENDA, ENTRE LAS MEDIDAS PENDIENTES
Para la asociada de Fieldfisher Jausas, Elisa Escolà, la clave está en «paralizar todos los pagos tributarios y de la Seguridad Social» a los empresarios que se enfrentan a esta situación «excepcional», en la que «no se pueden abrir las fábricas ni sus negocios» y se mezcla «la incertidumbre con el riesgo de recibir sanciones o de abonar intereses de demora».
Aunque entiende que «lo que no quiere el Gobierno es que los sectores que no se vean tan afectados dejen de pagar, ya que todos los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) y los préstamos de las líneas ICO van a cargo de la caja pública», considera que la «anomalía» que ha traído consigo la pandemia requiere de una medida de tal calibre.
Un extremo en el que coinciden desde la Asociación Profesional de Administradores Concursales (Aspac), que plantea al Ejecutivo el aplazamiento de este tipo de deudas, con concesión automática a un interés cero para las pymes en caso de las de naturaleza tributaria en periodo voluntario, cuyo vencimiento se produzca durante el estado de alarma y en los tres meses siguientes.
Además sugieren, entre otras propuestas, que sólo se puedan devengar intereses ordinarios, y no de mora, a los impagos producidos después de la declaración del pasado sábado, y que se prorroguen aún más los plazos para presentar concurso de acreedores, al menos, hasta septiembre.
Según explica a Efe el presidente de Aspac, Diego Comendador, al demorar «hasta septiembre u octubre» estos trámites «se daría un tiempo a las empresas que sean viables pero que hayan caído en insolvencia por el estado de alarma para que se recuperen por sí mismas, sin ir al concurso».
Aún así, «como va a haber muchas que no puedan recuperarse del todo, el plazo serviría para no acumular de carga a unos ya saturados juzgados».
Mención aparte dedica al desembolso de muchas empresas para implantar sistemas de teletrabajo en tiempo récord; para ellas pide una compensación del 20 %, y es que «aunque las medidas del Gobierno son de aplazar, aplazar, aplazar, pensamos que algo también hay que dar».
EL SECTOR TURÍSTICO, EL MÁS EXPUESTO
En opinión de los expertos, uno de los efectos económicos más visibles de este contexto «sobrevenido» va a ser el aumento de la actividad concursal, que ya desde el último ejercicio venía repuntando después de cinco años consecutivos a la baja.
«Las insolvencias van a aumentar, y mucho me temo que a niveles de 2008», prevé Escolà, que insiste en que la del coronavirus es otra crisis global como lo fue, hace doce años, la financiera.
En este panorama, prosigue, mientras «el tejido industrial poco a poco se irá recuperando en cuanto se puedan abrir las fábricas», el principal perjudicado será el sector turístico español, no sólo a nivel de pymes, sino también de grandes compañías, siempre tan dependiente de la afluencia de turistas extranjeros.
«Estamos a las puertas del verano y, este año, la gente se quedará en su propio país. Habrá que potenciar el turismo interno, pero internacional, que es la principal fuente de ingresos, poco vendrá», resalta la abogada.
De cumplirse los presagios, la pandemia conseguiría lo que ni el «Brexit» pudo lograr: romper las rachas de máximos históricos, que casi duraban una década, tanto a nivel de gasto de turistas extranjeros en España, que en 2019 fue de 92.278 millones de euros, un 2,8 % más que el año anterior, como de número de turistas internacionales, que a cierre de diciembre alcanzaba los 83,7 millones, un 1,1 % más, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
CANARIAS, LA COMUNIDAD MÁS CASTIGADA
Preocupa especialmente la situación en Canarias, donde las empresas del sector turístico, de transporte y de la hostelería «han vivido dos crisis», dice Comendador, que relata cómo antes del coronavirus, la quiebra del operador Thomas Cook impactó con fuerza en una comunidad «que vive exclusivamente del turismo».
A pesar de la tormenta, el presidente de Aspac se reconoce «optimista» porque «de las crisis siempre se sale, y la única ventaja es que de esta saldremos más rápido, en cuanto pase la pandemia».
No obstante, matiza que «aunque haya una recuperación más rápida» que las anteriores, «va a haber un incremento muy elevado de las insolvencias», y anticipa que «aunque dentro de un mes» ya no haya ni rastro del coronavirus, «cierta resaca va a quedar», entre otros motivos, porque a la hora de viajar continuará imperando la cautela «no vaya a ser que suframos un rebrote».
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