De Guindos afirma este domingo en una entrevista que publica el diario La Vanguardia que el parón de la economía como consecuencia de la pandemia ocasionará que la economía mundial entre en recesión, «y la europea aún con más intensidad», y pronostica que el Producto Interior Bruto (PIB) puede caer en un mes y medio en torno al cinco por ciento.
«España -agrega en la entrevista- tenía una ventaja al inicio de esta crisis: crecía más que la media de sus socios de la eurozona. Y un problema: que su estructura económica está más expuesta a la crisis, ya que depende más de servicios como el turismo, muy afectados por la pandemia. Este hecho diferencial, muy probablemente, implicará una recesión más profunda».
De Guindos pronostica que «lo más probable es que se vea algo de crecimiento a partir del tercer trimestre». «Pero habrá que esperar al año 2021 -asegura- para ver una recuperación real de la actividad. En cualquier caso, en 2021 no se compensará toda la caída de 2020».
Ante la petición empresarial de una moratoria e incluso exonerar el pago de impuestos, De Guindos argumenta que las empresas tendrán «una caída brutal» de la facturación, por lo que «es básico aliviar sus cargas fiscales», si bien la recaudación del Estado «también caerá mucho».
De Guindos explica que desde el BCE se van a destinar este año 1,1 billones a la compra de activos, fundamentalmente para comprar deuda pública y evitar la fragmentación de la zona euro. De ese dinero, España recibirá entre 120.000 y 130.000 millones
El vicepresidente del banco europeo precisa, no obstante, que aunque los estados van a sufrir una caída de ingresos, los niveles de deuda en la zona euro «son sostenibles», por lo que «en ningún escenario» se contempla una condonación o una quita.
De Guindos no entra en el fondo del debate europeo habido en las últimas semanas sobre la política financiera de la UE pero subraya que tras el acuerdo del pasado jueves, los gobiernos podrán usar el Mecanismo de Estabilidad Europea (Mede) para acceder al equivalente al 2 por ciento de su PIB, lo que para España supondrá unos 24.000 millones.
El exministro defiende que «siempre hay que ser favorable a los acuerdos políticos en situaciones tan extraordinarias como la actual», pero objeta que «los pactos de la Moncloa de 1977 tal vez no sean extrapolables» a la actual situación. En cualquier caso, sostiene que los acuerdos son buenos aunque para lograrlos «lo importante es establecer un marco de confianza y lealtad mutua entre el Gobierno y la oposición».
A su juicio, la banca española afronta esta crisis económica mejor que en 2008, ya que ahora no tiene problemas de solvencia.
Estrella Digital