Los bares y restaurantes se han ido adaptando a las nuevas condiciones impuestas por la pandemia del coronavirus y, si en un principio tuvieron que cerrar sus puertas, su progresiva reapertura ha dado un protagonismo indiscutible a las terrazas.
Los establecimientos que no las tenían han buscado la forma de salir a la calle y los que ya contaban con ellas han tratado de expandirse, manteniendo un mínimo de distancia de seguridad entre mesas a medida que les dejaban aumentar el aforo.
No siempre es posible encontrar sitio -mucho depende de la ubicación-, por lo que las reservas con antelación han ganado fuerza en las últimas semanas, frente a la habitual elección sobre la marcha.
Según una encuesta a usuarios del portal ElTenedor, las reservas por internet en restaurantes con terraza han crecido de un 32 % en circunstancias normales a un 62 % con la desescalada.
CLIENTES MÁS PUNTUALES Y PREVISORES
En Azotea Grupo, que está detrás de espacios de la capital como las terrazas del Círculo de Bellas Artes o del museo Reina Sofía, han visto que el ocio ha dejado de «improvisarse» en muchos casos con el deseo de ganar en «seguridad y tranquilidad».
Su responsable de Comunicación, María Fernández, explica que han detectado «mucha puntualidad» entre los clientes que acuden con cita: «Salen de casa menos y quieren tenerlo todo atado».
La demanda de reservas -hasta para tomar un café- les ha llevado a reforzar el equipo que las gestiona, a planificar los turnos y a ampliar el horario de la cena.
En el sector han optado por optimizar los recursos y mejorar la organización para evitar que las personas se agolpen en los accesos o tengan que limitar su tiempo de consumición.
El resto de las medidas de protección son las ya conocidas: uso de mascarillas cuando no se está en la mesa, dispensadores de geles hidroalcohólicos, cartas digitalizadas con código QR, tareas de desinfección y pagos preferiblemente con tarjeta.
PREFERENCIAS POR ZONAS
Entre las preferencias de los usuarios destacan las terrazas que se encuentran en azoteas y patios interiores con encanto en las ciudades, o las que tienen vistas al mar en zonas de costa.
Si el verano pasado se reservaba con una media de cinco horas de antelación, el coronavirus está volviendo a los consumidores «más previsores», ampliándose ese tiempo a las 22 horas este año.
Madrid y Barcelona son las ciudades donde más ha crecido el fenómeno de la cita previa, según los datos.
La asociación Hostelería Madrid estima que hasta ahora el consumo en terraza está siendo «bueno o muy bueno» en la mayoría de los locales que están abiertos y disponen de ese servicio.
Cuatro de cada diez establecimientos han abierto en esa región, según los hosteleros madrileños, que piden que se acelere la concesión de nuevas licencias de terraza porque apenas entran clientes al interior.
SECTOR EN DIFICULTADES
En el restaurante Salamanca, frente a la playa de la Barceloneta, la desaparición del turismo extranjero ha dado paso a la clientela local, que está «redescubriendo» zonas de la ciudad y, desde que acabara el estado de alarma, a algunos turistas nacionales.
El encargado del local, Alfonso Gómez, señala que los comensales «siempre reservan» ya que, para guardar el metro y medio de separación, han tenido que reducir las mesas a la mitad.
«La gente está normal, tenemos más miedo nosotros, que estamos trabajando», asegura Gómez, en alusión al riesgo de contagio.
Espera como agua de mayo la reactivación del turismo y cruza los dedos para que la meteorología acompañe, dado que «el mal tiempo ahuyenta a las personas de bajar a la playa» y, por tanto, de acabar en su restaurante del paseo marítimo.
El presidente de Hostelería de España, José Luis Yzuel, considera que las terrazas son «el gran instrumento» de este verano para intentar recuperar parte del negocio, pero, salvo excepciones, apenas representan un «complemento de la actividad principal».
Con su auge, los interiores de muchos bares y restaurantes se han vaciado y no hay mucha rotación en las mesas, lo que puede alargar los tiempos de espera si no se ha podido hacer antes la reserva.
«Tres meses de confinamiento nos han cambiado y vamos a tardar en recuperar el modelo de negocio», dice Yzuel, que se muestra pesimista por el desplome del consumo por la crisis económica y la difícil situación del ocio nocturno. Las terrazas son, también para la noche, una oportunidad de remontar el vuelo.
Estrella Digital