España será previsiblemente el segundo país más beneficiado, tras Italia, en el reparto del fondo -son los dos estados miembros más afectados por la pandemia-, y el Gobierno tiene claro que la mayor parte de lo que reciba deben ser ayudas directas.
Pero además, Sánchez rechazará un acuerdo que contenga estrictas condiciones que conlleven la repetición de una «troika» o que permitan vetos por parte de un solo Estado miembro a los planes de cualquier otro.
La cumbre se celebrará en Bruselas los días 17 y 18, pero antes de llegar allí, Sánchez tiene previsto viajar esta semana a tres capitales europeas para tratar de acercar posiciones con otros países.
Y tras haber mantenido la semana pasada encuentros con aliados en esta negociación, como los primeros ministros de Italia y Portugal, Sánchez buscará ahora convencer a los más difíciles: los países «frugales».
Son cuatro -Países Bajos, Dinamarca, Suecia y Austria- los países que reciben esta denominación. Son reacios al fondo -750.000 millones de euros, de los que 500.000 millones se repartirían en subvenciones directas- y quieren imponer condiciones estrictas para su reparto.
La Haya será mañana la primera parada de Sánchez para verse con el primer ministro holandés, Mark Rutte. Y el miércoles estará en Estocolmo con el jefe del Ejecutivo sueco, Stefan Löfven.
Y en medio de esas dos reuniones tendrá otra, el martes, con Angela Merkel. Alemania ostenta en este momento la Presidencia de la UE, y su canciller debe, por tanto, mantener cierta neutralidad, aunque ya en su momento se pronunció.
Porque Merkel y el presidente francés, Emmanuel Macron, fueron quienes pusieron sobre la mesa la propuesta que sirvió de base a la que presentó la presidenta de la Comisión Europea, Ursul Von der Leyen, y quieren, como España, un acuerdo rápido que permita poner en marcha el fondo cuanto antes.
Pedro Sánchez acude a La Haya y a Estocolmo con un mensaje claro, el de exponer a los «frugales» que a ellos también les interesa este acuerdo.
Como han recalcado fuentes del Gobierno, Sánchez les advertirá del riesgo que también ellos corren si la recuperación de la UE es asimétrica y deja a otros países atrás, porque supondría una fragmentación del mercado interior, del que los «frugales» también se benefician, y lo debilitaría aún más de lo que ya está.
Pero además, España recuerda que el acuerdo ayudaría a mantener la estabilidad financiera actual -las primas de riesgo han bajado y las bolsas han subido ante la expectativa del acuerdo- que no se puede poner en peligro.
A lo que Sánchez no está dispuesto, según han insistido desde el Gobierno, es a que se repita un sistema de control como el de la anterior crisis. Y rechazará que pueda haber cualquier tipo de veto.
Está dispuesto a aceptar que el Consejo Europeo supervise los planes de reformas de los países e incluso que los apruebe con mayoría cualificada, pero nunca por unanimidad -como habitualmente toman todas las decisiones los jefes de Estado y de Gobierno en el Consejo- porque eso supondría que cualquier país podría vetar los planes de otro.
Y al igual que no quiere vetos, Sánchez tampoco apoyará que el proceso se retrase o sea poco eficiente y no garantice un reparto rápido de las ayudas.
El presidente del Gobierno ha insistido una y otra vez, por eso, en que julio debe ser el mes del acuerdo, porque los países no pueden esperar más.
En Moncloa apuestan por que sea ya en este Consejo del viernes y sábado próximos, aunque haya que alargarlo al domingo, y no se tenga que esperar a una cumbre extraordinaria sobre la que ya se especula para finales de mes.
Según la propuesta de la Comisión Europea, a España le corresponderían más de 140.000 millones de euros del fondo, aunque dicha cantidad puede variar si salen adelante los cambios propuestos por el presidente del Consejo, Charles Michel.
La idea que llevará Michel a la mesa del Consejo el día 17 es mantener el montante total del fondo aunque con un mayor control de los estados miembros, y plantea reducir en un 2 por ciento el presupuesto plurianual (2021-2027).
También en el presupuesto europeo España tiene mucho que batallar.
Sánchez pedirá en esta negociación que se mantengan en niveles similares a los actuales las políticas denominadas «tradicionales»: la Política Agraria Común (PAC) y las políticas de cohesión.
Ambas, en su opinión, han demostrado su utilidad durante la crisis y son imprescindibles para la agricultura y las zonas rurales de la UE.
El presidente del Gobierno hará balance de esta gira de tres países en rueda de prensa el miércoles en Suecia junto a Löfven. El Gobierno no ha previsto que haya comparecencia tras el encuentro de mañana con Rutte y sólo habrá una declaración con Merkel sin preguntas en Berlín el martes.
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