Además, España acoge un 20 % del negocio turístico de la Unión Europea en el ámbito LGTBI y recibe en torno a 7 millones de turistas de este segmento al año (con datos previos a la pandemia).
Los datos han sido recogidos por la consultora JN Global Project, que trabaja específicamente para ese universo y colabora con Ifema en la organización de Fitur LGTBI+, un espacio en el marco de la Feria Internacional de Turismo que tiene lugar hasta este próximo domingo en Madrid.
El consejero delegado de la empresa, Nano García, ha explicado a Efe que el perfil de este tipo de cliente es «exigente» y busca lugares en los que se pueda sentir libre y aceptado, no que sea expresamente un destino LGTBI.
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), relativos al tercer trimestre de 2021, el gasto medio diario de los españoles en sus viajes se sitúa en 44 euros en los desplazamientos nacionales y en 66 euros si van al extranjero. La cifra LGTBI es, por tanto, en torno a 100 euros superior.
Este ha sido uno de los segmentos que más rápido ha vuelto a la normalidad después de la pandemia de la covid 19, según Nano García.
En Fitur LGTBI+ están representados con estand propio las comunidades de Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura, Madrid y la Comunidad Valenciana, además de Zaragoza, Torremolinos (Málaga), Ibiza y Gran Canaria, con el patrocinio de Iberia que les apoya desde hace años.
La presencia internacional es nula por la pandemia, pero países como Argentina, Uruguay, Colombia o Portugal suelen ser habituales en la feria de Madrid y volverán cuando regrese la normalidad, confía García.
A los destinos tradicionalmente conocidos como respetuosos con el colectivo gay («gay friendly»), como Madrid, Torremolinos (Málaga), Maspalomas (Gran Canaria) o Sitges (Barcelona), con un producto muy ajustado para este público, se van sumando progresivamente otros sitios hasta ahora alejados de este nicho.
En destinos como Madrid, la oferta de ocio específica en destinos es muy amplia, y la vida LGTBI no se circunscribe ya solo al barrio de Chueca sino que «la diversidad se siente en toda la ciudad».
A modo de ejemplo señala que el Museo Reina Sofía abrió en 2017, coincidiendo con la celebración mundial del Orgullo Gay en la capital, un recorrido específico para el público LGTBI, que sigue manteniendo.
En este proceso de cambio hacia un turismo más inclusivo ve a comunidades como Castilla-La Mancha o Extremadura, que están trabajando para ofrecer productos específicos.
De hecho Castilla-La Mancha está trabajando junto con la consultora en un manual de buenas prácticas para que las empresas dedicadas al turismo entiendan que «este sector no es diferente a otros, pero sí hay que tener las herramientas adecuadas», señala.
También la Comunidad Valenciana ha destacado por su trabajo en pro del turismo LGTBI y en 2026 será sede de un evento internacional, Valencia Gay Games, que le aportará «valor e imagen de marca» y al que se espera que acudan unas 100.000 personas.
Sin embargo, en otras comunidades, entre las que Nano García cita a Castilla y León y Galicia, todavía queda mucho terreno por recorrer: «Se hacen cosas pero sus dirigentes tienen que ser conscientes de lo que aporta este turismo, no solo en términos económicos sino también en términos sociales».
Contra la creencia extendida, este colectivo no tiene un poder adquisitivo por encima de la media, según Nano García, que explica que los puestos de trabajo son iguales, pero sí tiene más capacidad de compra porque «la mayoría no tienen hijos y pueden destinar su dinero a otras cosas como el turismo, el ocio o el cuidado personal». EFE
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