En una entrevista con Efe, el director general de la confederación europea de la industria de la bicicleta, Manuel Marsilio, explica que «la venta de bicicletas ya crecía antes de la pandemia», especialmente impulsadas por las eléctricas, pero desde entonces el interés por este medio de transporte aún se ha incrementado más.
Entre los casos más recientes de inversiones institucionales en empresas del sector se encuentran la entrada en el sector del gigante de capital riesgo estadounidense KKR a través de la compra de la holandesa Accell Group por 1.560 millones de euros, o la adquisición de Cannondale por parte del fondo neerlandés PON Holdings por 810 millones de euros.
Igualmente, la alemana Canyon cuenta con la participación del fondo belga Groupe Bruxelles Lambert (GBL), que ha reconducido la línea del fabricante, centrándose en la industria de las bicicletas electrónicas y de sus componentes.
Para Marsilio el creciente interés de los inversores está motivado por varios aspectos, entre ellos el «crecimiento del mercado en diversos ámbitos como la movilidad urbana, o el uso de la bicicleta como vehículo deportivo, turístico y logístico».
«La atención política suscitada por las bicicletas y todo lo que rodea a su uso y producción también ha animado a los inversores», apunta Marsilio, que añade a esto «el impacto económico de los fondos de recuperación destinados al fomento de la digitalización y de las inversiones verdes, características propias del sector de la bicicleta».
La última palanca para atraer inversores institucionales es, en su opinión, ”la confianza generada por las inversiones previas”, ya que cada nueva operación en este sentido “aviva” la participación de nuevos actores.
«La tendencia es hacia la unión de tiendas, hacia la compra por parte de concesionarios y hacia la potenciación de la entrada de socios privados en sus accionariados», afirmaba igualmente esta semana Luis Miguel del Cerro, director de la revista Maillot Mag en un encuentro organizado esta semana por la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (Ambe).
BOOM PANDÉMICO Y CRISIS DE SUMINISTROS
A raíz del estallido de la pandemia en marzo de 2020, y los consiguientes confinamientos, restricciones a la movilidad y el miedo a los contagios en el trasporte público, el uso y demanda de bicicletas se disparó en España, así como en otros países del entorno.
Por ello, las ventas se dispararon hasta que las empresas españolas se toparon con un problema de falta de existencias que luego se vio agravado, a partir de finales de 2021, por la falta de suministros provocada por los cuellos de botella en las cadenas de producción y comercialización.
Ello se ha traducido en un aumento de los precios de las bicicletas y de sus accesorios y el progresivo abandono de muchos de los nuevos usuarios conseguidos durante la pandemia, según explican desde el sector.
”Las ventajas de la fabricación europea son evidentes en este sentido”, ha afirmado Marsilio que ha destacado los ”beneficios en materia de sostenibilidad” que supondría el desarrollo de una ”industria europea generadora de empleos y sostenible en cuanto a su producción y comercialización”.
En 2020, las e-bikes eran el vehículo eléctrico más vendido en Europa, con cuatro millones y medio de unidades, y su fabricación era en un 80 % comunitaria.
Las cifras son menores si hablamos de componentes como las baterías: En 2020, el 50 % era de producción europea -un valor de aproximadamente tres mil millones de euros-, pero la industria prevé doblar esa cifra y alcanzar los seis millones para el año 2025.
Estas expectativas, motivan operaciones de firmas automovilísticas como el Grupo Volkswagen, a través de su fabricante Porsche. ”Habrá más inversiones de empresas del sector automovilístico y de los ciclomotores en la industria de las bicicletas”, prevé Marsilio.
RIESGO DE SOBREOFERTA
El coordinador del grupo de trabajo de Ambe, Jose Luis Pardo, alerta de la «posibilidad de una sobreoferta» causada por esa previsible ralentización en el número de nuevos ciclistas tras el escenario «vertiginoso» de los últimos dos años.
En el ámbito de la producción, Marsilio destaca el «crecimiento que está experimentando la industria manufacturera europea» e insiste en que «no estamos ante una burbuja, sino ante un cambio estructural». EFE
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