jueves, octubre 3, 2024
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El algoritmo, su taxista y su banquero

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Su taxista y su banquero están molestos. Muy molestos, no se engañe. Y, sorprendentemente, su enfado no es con usted que cada vez consume menos: es con el algoritmo ese que permite lo de Internet, la economía en red, el capitalismo colaborativo o como quieran ustedes llamarlo.

Mientras el asunto era el ingenuo o minúsculo trueque no había que preocuparse. Qué usted cambiaba una docena de huevos ecológicos por un trabajo universitario, era poca cosa. Ah, pero amigo y amiga, si usted decide sustituir el taxi por un viaje compartido o, lo que es peor, pagar con su teléfono en lugar de hacerlo con su tarjeta, la cosa cambia: son negocios.

¿En que se parecen un taxista y un banquero? Son grupos de presión bien organizados, extraen sus prácticas de unas licencias públicas, son notablemente conservadores en su negocio y, desde luego, se amparan en una justicia sin argumentos frente a las nuevas realidades que ofrece la tecnología.

Ambos sectores están siendo agredidos por una innovación de las llamadas disruptivas: es decir, que pueden acabar con sus modelos de negocio. Uber ha atacado el taxi, del mismo modo que lo hace Blabacar y su carsharing.

Pero el sistema financiero no puede huir de un ataque similar: la Fintech (tecnología para las finanzas) ha llegado. Algunos bancos, como el BBVA, a través del BBVA Innovación Center, parecen incorporarla a sus reflexiones pero la mayoría de las entidades la ignoran, permanecen en su mundo de dobles comisiones, cajeros y cierre de oficinas. No se trata solo de que Usted ponga su dinero en una cuenta de Google, que todo llegará, sino de segmentos de mercado que desaparecen paulatinamente.

Los taxistas españoles han viajado a Bruselas a protestar por la competencia desleal de Uber. El mismo día, una porción del viejo capitalismo financiero se pasaba a la economía colaborativa: la francesa BlaBlaCar recibía 200 millones de dólares de financiación procedente Insight Venture Partners, Lead Edge Capital y Vostok New Ventures. Dinero de siempre para nuevos negocios.

En Francia, además de la detención de directivos de Uber, el Constitucional ha anulado una ley que permitía su práctica, aparente respiro para los taxistas. Sin embargo, ha declarado que el carsharing, lo que hace Blablacar, está bien regulado en Francia, lo que supone un nuevo paso legal a la economía colaborativa. En España Blablacar se enfrenta a una posibilidad de suspensión cautelar.

Por el contrario, en Milan, han decidido ya legislar sobre las reservas de hospedaje particular (Airnbnb). En sustancia, se convierte a los propietarios en “emprendedores a tiempo parcial”, puro ejemplo de la economía colaborativa, acabando con la idea de la competencia desleal en la que insisten los taxistas y los banqueros.

En 2014, más de dos mil millones de euros se han movido fuera del sistema financiero, a través de ordenadores. La sensación de que se está haciendo daño al banquero, como al taxista que nos engaña, produce cierto estado de ansiedad positiva en los consumidores

El segmento de préstamos entre particulares, conectados on line, empieza a funcionar en buena parte del mundo. Funding Circle en el Reino Unido o Zencap en España ofrecen ya esta posibilidad. La española Kantox se dedica a ofrecer divisas a pequeñas empresas y Finanzarel descuenta facturas, Y un etcétera cada vez más relevante.

No cabe duda de que estas empresas y estas iniciativas proponen la eliminación de toda regulación y la reducción de la intervención pública. Pero los consumidores no se han sentido muy protegidos últimamente por ambas, así que no rechaza huir de los mercados regulados. Los nuevos modelos de negocio, aparecen más éticos que la vieja banca y los viejos sectores protegidos.

Estas plataformas son, desde luego, mercados de dos caras. Por una parte, el algoritmo de las compañía de automóvil conoce el camino que deseo efectuar como el de la financiera mis necesidades de tarjeta de crédito. Pero, también sabe, porque guarda memoria, el dinero que estoy dispuesto a pagar por volver a casa en la madrugada del sábado y la comisión que estoy dispuesto a pagar, por encima de las tarifas reguladas.

Esta es la cosa: ¿quiere Usted la seguridad de la regulación o la alegría de la acción personal? Mientras resolvemos las dudas, los viejos mercados pueden saltar hechos añicos. Usted decide si se pide un algoritmo o sigue con su taxista y su banquero de siempre.

 

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