Todas las gasolineras de la Comunidad de Madrid estarán obligadas a tener como mínimo un trabajador cualificado durante todo el tiempo que permanezcan abiertas. La Asamblea de Madrid acaba de aprobar por unanimidad el fin de los surtidores llamados 'desantendidos'.
Los empresarios del sector alertan desde hace años de los múltiples riesgos que, a su parecer, afectan a las gasolineras sin personal. Entre ellos, la posibilidad de que caiga algo de gasolina al suelo o que se quede líquido en los guantes y que alguien tire una colilla que pueda provocar un incendio. “Debe existir personal cualificado que sea capaz de extinguirlo”, explican fuentes de la Asociación de Empresarios de Estaciones de Servicio de la Comunidad de Madrid (AEESCAM).
Además, el sector destaca que en las gasolineras desatendidas son los propios usuarios quienes realizan el pago y se suministran el combustible. “Si la máquina se queda con la tarjeta, el usuario tiene que esperar a que vaya alguien otro día para devolvérsela o si alguien quiere poner una reclamación no puede hacerlo, porque no hay quien le de la hoja”, sentencia la asociación.
Fue en 2013 cuando una modificación normativa encaminada a liberalizar el sector de las gasolineras permitió poner surtidores en cualquier espacio comercial. Tras su aprobación, se abrió las puertas a una competencia feroz, que los propietarios de gasolineras tradicionales consideran «desleal». El portavoz de AEESCAM, Antonio Onieva, denuncia que en los negocios de toda la vida “El 60% de los costes van destinados al personal, unos costes que las gasolineras desatendidas se ahorran”, lo que les da un margen adicional para bajar los precios, explica Onieva. A juicio de estos empresarios, muchas gasolineras tradicionales han barajado la posibilidad de funcionar sin empleados para poder sobrevivir a un mercado tan desigual.
Las gasolineras se someten anualmente a inspecciones de diferentes organismos. El problema es que “si no hay nadie en las gasolineras desatendidas no se pueden hacer las inspecciones”, se queja Antonio Onieva. “La Comunidad de Madrid tendría que haber sido la primera en aprobar esta ley, pero finalmente ha sido la novena”, explica.
La asociación acepta que se puedan poner en cualquier sitio, incluidos centros comerciales, pero exigen que haya un empleado “para hacer frente a lo que pueda pasar”. Además, avisa a los usuarios de que, por unos céntimos de diferencia, en las gasolineras atendidas “hay seguridad y garantías” frente a las otras en las que el riesgo es mayor, ya que “son muy frecuentes y en cualquier momento pueden tener un problema”. Antonio Onieva sentencia que “al final son los usuarios y consumidores los más afectados”.