Más de 60 empleadas, actuales y antiguas, de Google están considerando presentar una demanda colectiva contra la empresa tecnológica, alegando sexismo e injustificadas disparidades salariales.
Tras la crisis de Uber por denuncias de la misma naturaleza, el gigante de la tecnología atraviesa su crisis más profunda por supuesta discriminación.
Las mujeres que trabajan en Google afirman que siempre han ganado menos que los hombres, a pesar de calificaciones y posiciones comparables. Afirman que la compañía ha mantenido “una cultura hostil contra las mujeres”.
La compañía de Silicon Valley se está recuperando de la filtración durante el fin de semana del manifiesto de 10 páginas de un ingeniero de software masculino criticando las iniciativas de diversidad y argumentando que los hombres ocupan más papeles de liderazgo que las mujeres debido a las «diferencias biológicas» para comprender la tecnología.
El documento, ampliamente condenado por misógino y científicamente insostenible, llevó a Google a despedir al autor, James Damore, y reavivó el debate sobre la discriminación y el acoso sexual que los críticos atribuyen a la industria de la tecnología.
Google niega que sus salarios sean discriminatorios. Sin embargo, las mujeres demandantes denuncian, a partir de su propia experiencia, claras disparidades y prejuicios. Afirman que la diferencia puede superar los 40 mil dólares anuales. La mitad de las sesenta mujeres que estudian la demanda aún trabajan para Google.
Una vieja historia de desigualdad
La mano de obra de Google está compuesta, según su propia contabilidad, por un 69% de hombres y sólo un 2% de afroamericanos. Sólo el 20% de los puestos de trabajo técnicos son ocupados por mujeres.
Google afirma su doctrina sobre la diversidad, pero los datos muestran claramente sus deficiencias.
La falta de diversidad en Silicon Valley viene de lejos. Hace dieciocho años, el líder de derechos civiles Jesse Jackson lanzó una campaña para alentar a las compañías tecnológicas de la región a contratar trabajadores negros y latinos.
En ese momento, fue acusado de «terrorismo» por Scott McNealy, el cofundador de Sun Microsystems, el gigante del Silicon Valley.
Los líderes tecnológicos pueden haber cambiado el tono, todos los altos ejecutivos de hoy en día proclaman en voz alta un compromiso con la «diversidad y la inclusión», pero la realidad es muy parecida.
McNealy, que ahora preside una plataforma de comercio digital, acepta que lo de “terrorismo” pudo ser una exageración, pero mantiene su opinión sobre la campaña de Jackson al que calificó como chantajista.
Las autoridades en apoyo de las críticas
Google ha discriminado a sus empleadas, según el el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, que asegura haber comprobado «disparidades salariales sistémicas».
Google está siendo investigado por violar las leyes federales de empleo con sus salarios para las mujeres, en todos los escalones de su plantilla. La discriminación ha sido calificada de “sistemática” y “sistémica” por los investigadores federales.
Google ha negado estas acusaciones y la brecha salarial que han surgido en una audiencia en un tribunal federal como parte de una demanda presentada contra Google en enero, que pretendía obligar a la empresa a proporcionar datos de salarios a lo que la empresa se ha negado repetidamente, a pesar de ser contratista federal.
Miguel de la Balsa