miércoles, octubre 2, 2024
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El mal negocio del chef Oliver

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Jaime Oliver, conocido Chef inglés – odiado en Valencia por ponerle chorizo a la paella- ha pasado meses tratando de salvar su cadena de restaurantes italianos. El Italiano de Jaimie

En diciembre, Oliver inyectó casi cuatro millones de euros de de su propio bolsillo en el negocio. En enero, la cadena dijo que cerraría 12 de sus 37 sucursales en el Reino Unido, como parte de un acuerdo de rescate con sus acreedores para seguir operando.

La semana pasada, aparecieron documentos judiciales que muestran que el restaurante italiano de Jamie Oliver tenía deudas de cien millones de euros en préstamos  y deudas en alquileres y proveedores.- De ellos, mas de 3,5 millones de euros corresponden a personal.

La portavoz de Oliver dice que la cifra pinta una imagen distorsionada: La mitad de la deuda estaría avalada por el propio Oliver y el resto de deudas se habría abonado ya a los distintos acreedores, incluidos los trabajadores y trabajadoras.

Jamie's Italian abrió su primera sucursal en 2008 en Oxford, los clientes se agolparon en la puerta para degustar su menú de rústicos italianos con un «estilo Jamie». Los medios lo elogiaron por la buena comida, precios justos y porciones grandes. Por un tiempo, el público pareció estar de acuerdo ya que el negocio se expandió rápidamente, alcanzando su punto máximo en más de 40 sucursales.

El fracaso

Las señales de advertencia surgieron a principios de 2017, cuando el italiano de Jamie culpó a la intensa competencia y al aumento de los costos, en parte como resultado del Brexit, por el cierre de seis sucursales. Cuando las cuentas de 2016 se publicaron en octubre, el negocio había perdido casi diez millones de euros antes de impuestos, frente a una ganancia de casi cuatro millones un año antes.

La pérdida fue causada principalmente por los costes de cierre de sucursales y la renuncia a un contrato de arrendamiento en el carísimo King's Cross, donde Oliver desecho sus planes para un gran restaurante, un pub y una oficina central.

El director ejecutivo de la empresa de restaurantes, Simon Blagden, abandonó la empresa en Octubre junto con la directora financiera, Tara O'Neill. Jon Knight, que dirigía la internacional de Jamie's Italian, se hizo cargo de la operación en el Reino Unido y el negocio quedó bajo el ala de Paul Hunt, el esposo de la hermana de Oliver, Anna-Marie.

El negocio de la restauración tras el Brexit

Hasta cierto punto, los problemas en Jamie's Italian reflejan los del mercado más amplio de comidas informales. Los negocios se dispararon cuando la economía se recuperó después de la crisis financiera y los consumidores gastaron más en comer fuera. Pero un exceso de nuevas aperturas condujo a una intensa competencia, combinada con aumentos en los alquileres, mayores tasas de negocios y el aumento de los precios de los alimentos.

Los documentos del tribunal para el “italiano de Jamie” pintan una imagen de inversión insuficiente, unos menús muy complejos y aperturas de sucursales mal evaluadas.

La situación de Oliver

A la crisis en “Jamie's Italian” han seguido una serie de reveses comerciales para Oliver, quien según él mismo ha «arruinado» el 40% de sus empresas y ha perdido casi cien millones de su riqueza desde 2014.

En 2015, Oliver cerró la última sucursal de Recipease, su cadena de tiendas de cocina. En 2017, cerró el último de sus cuatro restaurantes británicos de Union Jacks. Y en octubre, su revista de alimentos, Jamie, dejó de publicarse después de casi 10 años. Puede haber más problemas por delante. Oliver ha puesto a la venta las dos sucursales de Barbecoa, su cadena de barbacoas de lujo.

Sin embargo, lejos de sus restaurantes, el negocio de Oliver sigue ganando mucho dinero. En Jamie Oliver Licensing, que cubre sus franquicias y gama de productos las ganancias antes de impuestos aumentaron en 2016, por encima de los ocho millones de euros. Las ganancias en Jamie Oliver Holdings, que cubre sus intereses en medios de comunicación se multiplicaron por cuatro, hasta los seis millones. Oliver se pagó a si mismo  10 millones de libras – 16 millones de euros-.

Al Oliver negociante le va mejor que al restaurador…por ahora

Miguel de la Balsa

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