lunes, noviembre 25, 2024
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El negocio colaborativo es…la hacienda pública

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El negocio de la economía colaborativa parece claro: hacer caja, sin pagar impuestos. No solo hablamos de elusión fiscal sino el uso de ingeniería fiscal para no pagar impuestos,

La economía colaborativa ha dejado de ser bucólica, desinteresada y compartida, impulsadas en los garajes por emprendedores, listos, listísimos. Las seis plataformas principales en España son Deliveroo y Glove, en reparto de comida; HomeAway y Airbnb en turismo, junto a Uber y Cabify en transporte.

Todas ellas han multiplicado por dos sus ingresos en el último años registrado (2016), pero han multiplicado por cuatro sus pérdidas. La consecuencia es evidente: Una devolución de impuestos solicitada a la Agencia Tributaria que triplica los impuestos pagados por las compañías.

España ha conseguido, a duras penas, y con la colaboración de las autoridades europeas, que las grandes compañías de Internet, Facebook, Apple, Amazon,Microsoft o Google hayan triplicado sus impuestos en 2016, cerca de treinta millones de Euros – poco para lo que facturan en España y que pagan impuestos en otros países-. Sin embargo, las plataformas de economía colaborativa no llevan el mismo camino sino el contrario.

Los casos más escandalosos son los de Glovo y Cabify. La erimera no ha pagado impuestos en España desde 2014. No solo le han salido a devolver las últimas declaraciones, sino que afirma que aún deben compensarle cinco millones de euros, En Cabify pasa lo mismo, con el agravante de que la compañía de coches de alquiler ha creado todo un entramado de empresas con evidentes fines de evasión fiscal.

Las seis compañías citadas han tributada en España. Desde 2013, seis veces menos de lo que han solicitado como devolución, apenas seiscientos mil euros. EN 2016 solo pagaron 55 mil euros y lo hizo Airbnb.

Ofensiva general de Hacienda

Hacienda ha lanzado una ofensiva sobre internet, donde se desarrolla un ingente negocio del que las plataformas y empresas consiguen evadirse.

Las compañía usan a “freelance”, creando no solo una absoluta desprotección laboral abusiva, pero que no pagan dados sus bajos ingresos. Lo mismo ocurre con las alquileres turísticos fuera de mercado y regulación.

Hacienda ha puesto, también, en su punto de mira a las páginas de comercio electrónico, singularmente Amazon, Aliexpress, Wallapop y similares para intentar una tributación acorde con sus actividades.

Todas las plataformas colaborativas, con la excepción de Airbnb declaran pérdidas, a través de determinadas ingenierías de atribución de costes: casi catorce millones entre todas en 2016, cuatro veces más que el ejercicio anterior, eso a pesar de haber duplicado sus ingresos. Usted no se lo cree, Hacienda tampoco.

Miguel de la Balsa

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