Unidas a una máscara de esnórquel de la firma Decathlon, un filtro de anestesista y un aporte de oxígeno, estas pequeñas piezas pueden salvar la vida de los pacientes que no pueden tener acceso a un respirador en el hospital.
«Hasta este momento no tenían ninguna alternativa; los tenían que dejar sin nada y quedaban un poco a la suerte», señala en una entrevista telefónica con Efe Pedro Murillo, director de esta pyme que ya ha conseguido enviar más de 400 piezas a los hospitales madrileños que lo han solicitado.
Ahora, estas máscaras se han convertido en una «alternativa real y viable» para los pacientes que no pueden ser intubados. Tanto es así que Murillo ha empezado a recibir buenas noticias: «El último hospital al que le pedimos sondeo nos contó que de 30 máscaras que han incorporado con estas piezas han sobrevivido 26 personas».
Para llegar a producir un millar de válvulas biocompatibles con la tecnología de impresión 3D de carbón, la fábrica ha lanzado una campaña de micromecenazgo con la que casi ha cumplido su objetivo de recaudar 20.000 euros para «cubrir el coste mínimo del material sin que la empresa entre en riesgo».
Y es que, desde que estalló la crisis sanitaria, esta pyme ubicada en Cuarte de Huerva (Zaragoza) ha parado su producción habitual de fabricación de impresoras y de servicios de impresión 3D para poder dar diferentes soluciones a la pandemia.
«Si tenemos la capacidad de hacerlo, creo que tenemos la obligación moral de hacerlo. No sabemos qué pasará con la empresa en el futuro, pero creemos que ahora hay que estar a la altura», señala Murillo, quien destaca que «de los propios trabajadores ha salido también la iniciativa de que hay que estar a por todas».
Conforme la situación era más grave, relata, iban teniendo claro que debían ayudar de alguna manera. Así que todo comenzó con las máquinas de impresión 3D industriales que tenían disponibles, con las que crearon más de 2.000 pantallas protectoras.
También a partir de la adaptación de las máscaras de buceo con piezas a medida consiguieron crear cuarenta equipos de protección en material biocompatible para los facultativos del hospital zaragozano Royo Villanova.
A las peticiones de los centros sanitarios se ha unido estos días un goteo constante de llamadas de personas individuales que solicitan materiales de protección, por lo que han hecho donaciones que van «de cientos de pantallas hasta tres unidades».
«Nos hemos coordinado para que nadie que nos lo haya solicitado se quede perdido en una hoja de Excel», continúa el ingeniero, quien reconoce que «pocas veces tienes la oportunidad de poder hacer algo tan relevante».
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