Pese a la incertidumbre que provoca la pandemia de coronavirus, Iberdrola mantiene su previsión de crecimiento del beneficio neto en niveles de un dígito, así como su política de remuneración, ha asegurado la energética.
En su informe de cuentas del primer semestre remitido al supervisor bursátil, subraya que no es posible hacer una estimación precisa sobre los posibles impactos futuros de la covid-19 en sus resultados durante los próximos meses dada la incierta velocidad a la que se van a recuperar las economías de los países en los que opera, la duración de las medidas gubernamentales en vigor y las medidas adicionales que podrían tomarse en los próximos meses.
«A medio y largo plazo, y a nivel consolidado, no debiera tener un impacto relevante en las proyecciones económicas futuras de la compañía, una vez las economías de los países en los que se encuentra hayan completado su recuperación y sus marcos regulatorios correspondientes hayan aplicado las medidas mitigadoras previstas», añade Iberdrola.
De vuelta a las cuentas del semestre, la compañía ha apuntado que el mantenimiento de la actividad en los últimos doce meses, con inversiones de 8.237 millones de euros y 4.900 nuevos megavatios puestos en explotación; la diversificación geográfica y de negocio y la mejora de la eficiencia fueron las claves de los resultados hasta junio.
El resultado bruto de explotación (ebitda) bajó el 1,4 %, hasta 4.918,2 millones, por la crisis sanitaria (157 millones), los efectos extraordinarios positivos contabilizados en el primer semestre de 2019 por la cesión de contratos de suministro a largo plazo de GNL (89 millones), y las reliquidaciones en el negocio de redes en España (33 millones) y la depreciación de divisas.
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