domingo, noviembre 17, 2024
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Iberia quiere comprar sea donde sea: si no es Air Europa irá a por TAP

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El Gobierno de Lisboa descarta una posible operación de fusión con la aerolínea española inmersa todavía en la operación para torcer el brazo a la familia Hidalgo

El 2023 es el año en que que Iberia – dentro del holding aeronáutico hispano británico IAG – quiere “cerrar” la compra de Air Europa por un precio que ronda los 500 millones de euros más la deuda que podría ampliar el coste de la operación otros millones más. 

Globalia, es decir, la familia Hidalgo – dueños de Air Europa – quiere asegurarse, sea como sea, que la transacción llega a buen puerto para descargar el pasivo de una firma que ha visto cómo la operación de venta de su aerolínea se ha frustrado ya en varias ocasiones como consecuencia de dilataciones provocadas por Iberia con la justificación de que desde Bruselas la Comisión Europea mira con lupa esta adquisición aduciendo problemas en la competencia dentro del bloque comunitario. 

A punto de cumplir un año – el que se dieron ambas compañías en marzo de 2022 – desde que se pactó negociar en exclusiva la integración y otorgar a International Consolidated Airlines Group (IAG) el derecho a igualar cualquier oferta presentada por terceros sobre Air Europa durante tres años, la operación no ha llegado todavía a cerrarse a pesar de que en agosto, IAG se quedó con el 20% de la firma tras canjear el préstamo de 100 millones aprobado anteriormente.

IAG, de momento, no tiene prisa en cerrar la operación aunque sí que le interesa hacerlo cuanto más tarde mejor.  Sin embargo, la familia Hidalgo quiere cuanto antes colocar la firma en el mercado para evitar una caída de valor de la aerolínea que pueda provocar una venta acelerada o por un valor de mercado menor del que entienden que es inherente a la firma.  

De hecho, tal es la extensión de los plazos que Globalia ha abierto la veda a romper las negociaciones en exclusiva para poder explorar integraciones con otras aerolíneas como Air France-KLM o la alemana Lufthansa, que estuvieron cerca de adquirirla antes del comienzo de la guerra de Rusia en Ucrania en febrero del año pasado.

El plan B 

Con todo y con ello, IAG busca alternativas visto el posible colapso de la operación de adquisición de Air Europa.  Los intereses de la española pasan por el país vecino, Portugal y su aerolínea de bandera, TAP (TAP Air Portugal) para reforzar las operativas en el sur de Europa como nexo de unión con América Latina. 

La venta de TAP es inminente y los intereses superpuestos de las grandes aerolíneas europeas deja sobre la mesa una más que posible guerra de ofertas entre IAG y Lufthansa.  El Gobierno luso de Antonio Costa ve con buenos ojos una integración dentro de IAG, aun con el miedo existente a que Lisboa pierda peso como hub aeronáutico con respecto de Madrid, pero en las últimas semanas desde el Ejecutivo del país vecino se han vertido varias opiniones contrarias a una adquisición

El ministro de Economía, António Costa e Silva, denunció ante una audiencia parlamentaria que Iberia no es una “buena solución” para la privatización de TAP mientras defendía la necesidad de seguir atrayendo más candidatos abiertos a una posible operación de integración.  

La razón que esgrimen desde Lisboa es que la española no está claro que “protegería” los intereses nacionales lusos o si pondría en peligro la importancia de la capital portuguesa como enclave de conexión con el continente americano. 

“Si tenemos una propuesta de Iberia, como de Lufthansa o de otras compañías, y el proceso es competitivo, muy probablemente podremos tener una salida más beneficiosa de este dossier”, aseguró Costa e Silva. 

Air Europa o TAP: ¿cuál tiene más sentido?

El grupo IAG quiere crecer y hacerlo de la mano de Air Europa o TAP.  En el caso de la española, le sumaría a su flota 43 aviones Boeing 737-800 mientras que la portuguesa cuenta con 78 naves Airbus que vuelan a más de 93 destinos que ha ido sumando a su cartera desde su fundación el 14 de marzo de 1945.  

El ministerio de Finanzas luso llevará “en breve” la operación al Consejo de Ministros por una firma que, a su juicio, tiene un desempleo “muy por encima de las perspectivas sobre el cumplimento de su plan de reestructuración”. 

De momento, desde el Gobierno portugués son claros: “es el momento para que el Gobierno evalúe y decida sobre el curso de la privatización de la compañía”. 

TAP aún no ha presentado los resultados del cierre de 2022, pero hasta septiembre había registrado pérdidas de 90,8 millones de euros, una mejora del 85,5 % en comparación con el mismo periodo de 2021.

Sólo en el tercer trimestre, obtuvo unos beneficios de 111,3 millones.

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