Este economista nacido en Cape May (Nuevo Jersey) en 1927 vuelve ahora, tras varios años en la sombra, a la primera línea de la vida política y con ello añade a su extenso currículum al sexto presidente que confía en su opinión experta.
Para Obama, Volcker no es ningún desconocido, pues ya ha estado a su lado durante la campaña electoral, demostrando un conocimiento profundo de los mercados financieros, una amplia experiencia en lidiar con crisis y una comprensión particular de la naturaleza de las turbulencias actuales, según dijo hoy el presidente electo.
El nuevo responsable del equipo asesor encargado de ayudar a la próxima Administración estadounidense a sacar al país de la mayor crisis económica desde la Gran Depresión, ha prestado a lo largo de su carrera sus servicios tanto a gobiernos republicanos como demócratas, que le aprecian por su opinión independiente.
En concreto, ha trabajado para los presidentes John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson, Richard M. Nixon, Jimmy Carter y Ronald Reagan.
Quizá su cargo más importante fue el de presidente de la Reserva Federal entre 1979 y 1987, bajo el mandado de Carter y Reagan, un periodo de grandes turbulencias financieras. Previamente fue durante cuatro años presidente de la Reserva Federal en Nueva York.
El antecesor de Alan Greenspan jugó un papel decisivo a la hora de luchar contra las extremadamente altas tasas de inflación en los años 80, y es elogiado por haber logrado poner fin a las dificultades económicas.
En ese momento Volcker demostró que no es la persona que opta por la vía más cómoda para resolver los problemas, sino que está dispuesto a emplear estrategias complicadas y sin temor al daño colateral que puedan provocar, incluso al propio presidente.
En un artículo, el New York Times recuerda cómo el economista, en sus esfuerzos por parar la escalada de la inflación, decidió subir los tipos de interés a niveles tan altos que «arrastró al país a una recesión y condenó al fracaso el intento de reelección de Carter».
Volcker recibió duras críticas por esa estrategia, pero él se mantuvo en sus trece y, al final, hizo lo correcto para el país, ya que la bonanza de los mercados financieros que comenzó en 1982 fue un resultado directo de su gestión, argumenta el diario neoyorquino.
Al término de su segundo mandato como presidente de la Fed, el economista, formado en las prestigiosas universidades de Princeton, Harvard y la London School of Economics, volvió al sector privado y se convirtió en el presidente y director general del banco de inversión James D. Wolfensohn, cargo que desempeñó hasta 1996.
En el sector privado se inició como asesor financiero del Chase Manhattan Bank entre 1957 y 1962.
Volcker, que no sólo sobresale por su impresionante currículum sino también por los 2 metros que mide de estatura, también cuenta con una amplia experiencia en el Departamento de Tesoro, adonde llegó en los años 60 tras su primer paso por la Reserva Federal y el sector privado.
En el Departamento del Tesoro dirigió la Oficina de Análisis Financiero, trabajó en el departamento de Asuntos Monetarios y también fue director de Planificación hasta que en 1969 se convirtió en subsecretario.
En la década de 1990 ejerció de presidente de la Comisión Trilateral de EEUU, fue miembro del consejo de «United Airlines» y, ya en el nuevo milenio, lideró la comisión de la ONU que investigó el escándalo de corrupción en el Programa Petróleo por Alimentos en Irak.