Larrazábal, que disputa por primera vez la Copa del Mundo, señaló a Efe durante su participación en el torneo de Hong Kong la semana pasada (donde quedó cuarto) que si lograba jugar bien podían «hacer algo bueno», poniendo énfasis en la necesidad de que su trabajo fuera irreprochable, puesto que Jiménez jugaba con la ventaja de la veteranía.
Por su parte, el golfista malagueño, que quedó en vigésimo cuarto lugar de la tabla en la ex colonia británica, no escatimó en halagos hacia Larrazábal. «Es muy bueno, tiene una gran proyección, es fresco, valiente, y va tomando experiencia», además de estar convencido de que ambos se complementaban «como el yin y el yang».
Hasta el 30 de noviembre, 28 equipos conformados por dos golfistas, procedentes de 28 países, se darán cita en el torneo de Mission Hills de Shenzhen, en un recorrido diseñado por el jugador guipuzcoano José Maríoa Olazábal.
En la prueba de este jueves los mexicanos Daniel de León y Oscar Serna cerraron en décimo lugar (con 66 golpes); los chilenos Felipe Aguilar y Mark Tullo en duodécimo (67); los guatemaltecos Pablo Acuna y Alejandro Villavicencio en vigésimo (69); y los venezolanos Miguel Martínez y Raúl Sanz, con 71 impactos (1 bajo par), cerraron la clasificación.
Tras las cuatro rondas, el premio a repartir entre los 56 jugadores ascenderá a 5,5 millones de dólares en dinero, el mayor de Asia.