«La rodamos este verano. Conocía el texto desde hacía cuatro años, pero tardé en decidir cómo abordar una obra que en teatro duraba tres horas», explicó el director Ventura Pons en la presentación del filme en la sede de la Academia de Cine en Madrid, donde estos días se ha organizado un ciclo en torno a su obra cinematográfica.
cuenta la historia de una familia a lo largo de cuatro décadas en las que se enfrenta a dos hechos traumáticos con sus miserias y su incapacidad para reconocer al otro, trastocada, además, por la llegada de vecinos «forasteros» (primero de Andalucía y después de Marruecos).
Pons se ha rodeado de grandes actores: Anna Lizaran, fundadora del Teatre Lliure, que trabajó en el montaje teatral de la obra; y Joan Pera, «el actor más popular y querido de Cataluña; ésta es su primera película». El cineasta ha vuelto a un texto de Belbel -después de «Caricias» y «Morir (o no)»- porque «lo más importante en una película es la historia que cuentas, y en él encuentro temáticas, personajes y subtramas impactantes, que me gustan mucho».
Además, añadió, «en el teatro encuentro la originalidad en la construcción y la estructura narrativa, un juego que invierte las normas», pues, de hecho, en esta cinta se alternan el siglo XX y el XXI: el barrio del Poble Nou en la Barcelona de los sesenta y en la época actual. Para que el espectador comprendiera fácilmente estos saltos en el tiempo, la parte del siglo pasado se ha virado a sepia.
Para el teatro y para el cine
Sin embargo, en el rodaje se respetó la secuencia cronológica, es decir, primero se rodó la parte correspondiente al siglo XX y luego la del siglo XXI, pensando, además, en que Anna Lizaran interpretaba dos papeles distintos en cada una de ellas: la madre, enferma de cáncer y que provoca «mal rollo en toda la familia», y la hija, vapuleada por todos y que acaba igual que su progenitora.
«Me siento una privilegiada por haber podido hacer los dos personajes para el teatro y el cine, con la misma verdad pero con técnica distinta», puntualizó la actriz, quien reconoció que necesitó de la ayuda de Ventura Pons para no actuar e impostar en el rodaje de la misma forma que en un escenario ante un teatro con patio de butacas.
Ésta es la quinta película en la que el cineasta y Lizaran trabajan juntos, y la décima cuarta en la que Pons cuenta con la música de Carles Cases, quien ha procurado armonizar la banda sonora con las canciones marroquíes que tocan los «forasteros» del piso de arriba de la familia protagonista.
«El título es una metáfora», precisó Ventura Pons, quien subrayó que «lo más bonito de la historia es la repetición de la vida», cómo los comportamientos se pasan de padres a hijos: «Negamos lo que, al final, acabamos repitiendo».