Con los datos de paro conocidos esta mañana, la tasa del 13% de desempleo está superada. Los 171.000 parados registrados en noviembre, cifra inferior a la de octubre, confirman la tesis de que la EPA del cuarto trimestre registrará los tres millones de parados, porcentaje que devuelve el trabajo, la falta de él, al primer plano de las preocupaciones sociales.
De las cifras conocidas esta mañana la más inquietante es la que se refiere a la afiliación a la Seguridad Social, el pasado noviembre se convierte en un mes negro para las cuentas de la Seguridad Social, la pérdida de 186.000 afiliados supone un boquete de ingresos para la parte final del año, que se convertirá en problema durante el próximo año. A lo largo del 2008 la Seguridad Social ha perdido 700 afiliados (de 19,4 millones a los 18,7 del pasado fin de semana), que traducido a ingresos por cuotas significará pérdidas del orden del 3%, lo cual supone otro tropiezo para las estimaciones de ingresos en los Presupuestos consolidados de las administraciones públicas.
El ajuste de empleo que impone esta crisis en el sistema productivo español es aterrador, no tiene comparación con lo que viene ocurriendo en otras economías, que incluso creciendo menos que la española mantienen sus niveles de empleo.
Si sobre algo merece la pena una comisión de encuesta y de trabajo a fondo en el Parlamento es sobre esta destrucción de empleo que no tiene precedentes, mucho más que sobre la naturaleza de una compañía rusa de petróleo que quiere invertir en España. El presidente del Gobierno debería pedir cita urgente en el Congreso y explicar qué piensa el Ejecutivo sobre la pésima evolución del empleo.