El jurado Premio Nacional de Circo concede esta distinción por unanimidad «por su trayectoria creativa, su labor de recuperación y restauración del circo, por la formación de jóvenes artistas, la colaboración con universidades y la divulgación del circo español en ámbitos internacionales», según la nota de prensa del Ministerio de Cultura.
El jurado, presidido por el director general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, Juan Carlos Marset, con la vicepresidencia de la subdirectora general de Teatro, Sonia Postigo, estuvo integrado por María Colomer, Genís Matabosch, Berta Sureda, Jordi Jané, José Palacio y Francisco Tebar, galardonado en la edición anterior.
El fundador y director del Circo Gran Fele, Rafael Pla, se mostró «sorprendido, sobre todo porque por primera vez se le da este premio a un circo de nueva tendencia, a un circo relativamente joven, ya que tenemos quince años», comentó a EFE tras conocer la concesión del galardón.
Tradición familiar
La compañía, actualmente integrada por doce artistas, cuatro músicos y dos técnicos especiales, tiene sus orígenes en la que fundó su padre, el ventrílocuo Gran Fele, en 1956. Al morir Gran Fele, sus hijos, dos payasos conocidos como los Hermanos Pla, continuaron la compañía, pero la enfocaron al teatro infantil y la animación de calle, hasta que en 1993 uno de ellos, Rafael Pla, fundó el Circo Gran Fele.
Este año, con su espectáculo A han participado en el Festival de Otoño de Madrid, y anteriormente han levantado títulos como «Samsara» (2007), Éione (2006), Xaloc (2005) Hierofantes (2004) y El Sabidor (2001) entre otros, con los que han estado en numerosos festivales de circo en Brasil, Finlandia, Lisboa y México, además haber actuado en los campamentos de refugiados saharauis de Tindouf.
En una carpa de 24 metros cuadrados, el Gran Circo Fele trabaja «muy cerca del público» porque «lo que más me interesa -dice Pla- es emocionar y sorprender», algo que hace con unos espectáculos que incluyen música en directo, proyecciones, «un guión aunque sea tenue» y «planteamientos más teatrales que circenses».
Actuaciones en la calle
La carpa, asegura, es «el único parecido que guarda con otros circos», aunque los espectáculos, que a veces se realizan en la calle o en teatros, cuentan con elementos como acrobacias, malabares, payasos, magos o cuerda floja.
La compañía, que actualmente se prepara para hacer la campaña de Navidad en Valencia, su ciudad, está «muy contenta con este premio», un galardón que considera merecido, porque «llevamos una trayectoria -cuenta Pla- muy lógica, muy sólida y haciendo circo de buena calidad».
Rafael Pla lo enmarca también dentro del actual «resurgir del circo», un arte «que muchas veces se olvida en las artes escénicas». «El circo ha estado tan abandonado, hasta por nosotros mismos, que ahora tenemos delante un mar de oportunidades», apuntó el director de esta compañía, que ha recibido el apoyo del Programa Caliedoscopio de la Unión Europea como proyecto cultural de gran interés, y el Premio Max Especial Circo, en el 2002.