Lo único que podría «salvar» a las entidades de tener que ampliar capital sería la apertura del mercado, o un estrechamiento de los spreads -márgenes en el mercado interbancario o de deuda-, dijo Cantos, que consideró poco probable que esto ocurra, ya que en su opinión, la normalización del mercado no llegará «hasta el segundo semestre de 2009».
La imparable escalada de la morosidad es precisamente uno de los grandes retos que tendrá que afrontar el sector bancario en el 2009, especialmente la procedente de los particulares, que podría alcanzar el 9 ó el 10% en el próximo ejercicio y que se notará más en el negocio del crédito al consumo.
En cuanto a la posibilidad de que se produzcan fusiones en el sector financiero, este experto dijo que estas uniones en ocasiones son buenas porque ayudan a ajustar los ratios de capital y permiten ganar sinergias, aunque tienen el gran inconveniente de que generan «más paro y más prejubilaciones» por las duplicidades de puestos de trabajo que se generan.
En el sector de las cajas de ahorros, este problema se podría evitar si las fusiones fueran «transterritoriales», lo cual es complicado, a día de hoy, por la estructura de estas entidades, dijo Cantos, que añadió que entre bancos, sería más factible que hubiera fusiones, aunque también habría duplicidades.
Sobre las medidas de ayuda al sector financiero dispuestas por el Gobierno, Cantos dijo que sus efectos no se notarán hasta el segundo semestre del 2009 porque de momento las entidades destinan la liquidez que consiguen fundamentalmente a cubrir sus balances y sus propias operaciones, con lo que el dinero no fluye hacia el mercado.
En cuanto al escenario previsto para el 2009, desde esta casa consideran que cuanto más crezca el paro más difícil será volver a la situación anterior, y sitúan la cifra de desempleados en torno a los «tres millones y medio o cuatro millones».
El grupo financiero que preside Emilio Botín anunció el 10 de noviembre que elevaba su capital social en más de 7.190 millones de euros, la tercera mayor ampliación de su historia, con la emisión de 1.598,81 millones de nuevas acciones ordinarias, para reforzar su solvencia.
La decisión del grupo sorprendió al mercado y los analistas consideraron entonces que ese precio era «muy ventajoso» para los accionistas porque los títulos se negociaban en el entorno de los ocho euros, pero advirtieron de que, como en la mayoría de las ampliaciones, se convertía en una referencia a la baja para el mercado.
El periodo de suscripción concluyó el pasado 28 de noviembre y entre el período de suscripción preferente y el de asignación de acciones adicionales la demanda fue íntegramente suscrita.
El presidente de la entidad, Emilio Botín, se mostró «muy satisfecho» con el resultado de la operación y destacó que muestra «la confianza y fortaleza que ofrecen la economía y el sistema financiero español».