Después de los españoles los niños que menos usan el móvil son los franceses (el 50%) y griegos (51%), datos que contrastan con los lituanos y estonios, que tienen móvil en un 88% de los casos. La Comisión constató que, exceptuando esos tres primeros países, en el resto de la UE al menos seis de cada diez niños tienen un móvil propio. En concreto, en España, un 40% de los niños tiene un móvil sin conexión a internet y un 5% con acceso, mientras que el 2% de los padres encuestados dijo desconocer si el teléfono de su hijo tenía esa prestación.
Por lo que respecta a internet, el 70% de los menores españoles utiliza la Red, lo que sitúa a España por debajo de la media europea (75%). Además, es el sexto país de la UE en el que los niños navegan menos en la red, solo por delante de Rumanía (también con un 70%), Portugal (68%), Chipre (50%), Grecia (50%) e Italia (45%). Los niños y adolescentes de Finlandia (94%), Holanda, Estonia y Dinamarca (en estos tres el 93%) son, en cambio, los que más se conectan. El informe muestra que nueve de cada diez menores accede a internet desde casa, bien a través del ordenador familiar (el 65%) o desde su propio equipo (un 34%).
Internet en el colegio
Asimismo, un 57% de los padres entrevistados contestó que sus hijos utilizan internet en el colegio. En España, hasta un 87% se conecta en casa y un 36% en la escuela. Bruselas subraya también que en casi todos los países la proporción de niños que usa internet es superior a la que utiliza un teléfono móvil. Según la Comisión, la tendencia del uso de internet entre los niños «sigue en aumento».
En ese sentido, destacó que la mitad de los padres que no lo utilizan declaró que sus hijos sí que suelen navegar. Además, al menos un 50% de los padres afirmó que habla con sus hijos sobre sus actividades en línea y que, para garantizar su seguridad, suele tomar «medidas preventivas» como no permitirles revelar información o que traten con personas que no conocen. Por otra parte, el 59% de los progenitores declaró utilizar programas informáticos de filtrado o vigilancia. Los padres que no utilizan este tipo de herramientas declararon «confiar en sus hijos» (el 64%), o admitieron que no saben cómo acceder a ellas o utilizarlas (el 14%).