El acuerdo entre los Veintisiete establece que el Ejecutivo irlandés «se compromete a tratar de conseguir la ratificación del Tratado de Lisboa antes del final del mandato de la actual Comisión», en noviembre del 2009. A cambio, se decidió que, siempre que entre en vigor el texto, la Comisión Europea seguirá teniendo un miembro por cada país, al contrario de lo que establecía Lisboa. Para Cowen, esa concesión es «enormemente significativa» y demuestra la «solidaridad» de los Estados miembros con Irlanda y las preocupaciones de sus ciudadanos.
Además, Dublín logró que la UE se comprometa a «garantizar» que Irlanda mantendrá su política de neutralidad y que el Tratado de Lisboa no afecta ni a sus leyes sobre la familia y el derecho a la vida ni entra en las competencias fiscales del Gobierno. La fórmula legal a través de la cual se asegurarán estas disposiciones se tratará de cerrar «durante los próximos meses», explicó el primer ministro, que recalcó en cualquier caso que Irlanda tiene «el compromiso claro» del resto de socios.
«Hoy hemos visto que la democracia es un pilar de la UE», dijo Cowen, que aseguró además que el acuerdo para volver a intentar la ratificación demuestra «que la opinión de los irlandeses es respetada». «Los ciudadanos hablaron, nosotros les escuchamos, identificamos claramente cuáles eran sus preocupaciones, hemos presentado ese análisis al resto de Estados miembros y hoy tenemos pruebas claras de que la UE está lista para responder», señaló. Por ello, confió en que si se cumple el compromiso de los gobiernos e Irlanda tiene las diversas garantías que reclamaba los votantes aceptarán el Tratado.
El primer ministro irlandés subrayó que el análisis de los últimos años y de situaciones como la actual crisis económica deja claro que Irlanda, «por su propio beneficio», está mejor dentro de la UE.