Tras el peor resultado electoral de su historia, IU convocó una Asamblea Federal, la novena en la formación, en la que quedó más patente que nunca la división interna y que fue incapaz de consensuar un candidato que sustituyera a Llamazares en la coordinación general. El cierre en falso de esa asamblea el pasado 16 de noviembre obligó a IU a nombrar una comisión de catorce miembros que tampoco fue capaz de acordar un candidato.
Finalmente, el Consejo Político de este domingo tuvo que elegir entre dos candidaturas -la de Cayo Lara, del PCE, y la de Joan Josep Nuet, de la «Tercera Vía»- después de que una tercera, encabezada por Eberhard Grosske, decidiera retirarse a última hora de la pugna.
Crisis internas han sacudido a la organización prácticamente desde que fue fundada en abril de 1986 a rebufo de las movilizaciones contra la entrada de España en la OTAN.
Izquierda Unida tuvo un estreno satisfactorio en las urnas y logró en las elecciones generales de junio de 1986 siete escaños en el Congreso, pero fue tres años más tarde cuando registró un aumento espectacular al sumar 17 representantes en la Cámara Baja y, por primera vez, uno en el Senado.
La coalición logró sus mejores resultados en 1996, cuando obtuvo 21 diputados, pero a partir de ese momento fue perdiendo representatividad hasta el descalabro de los últimos comicios. Una caída en picado que no pudieron parar ni el propio Anguita, afectado además por problemas de salud; ni Francisco Frutos, que le sucedió en la secretaría general del PCE y en la candidatura a la Presidencia del Gobierno, ni Llamazares.
Objetivos
Como en 1986 con la OTAN, ahora, al calor de la crisis económica, IU pretende abrir una nueva etapa con dos objetivos muy claros: lograr la unidad dando cabida en su dirección a todas las sensibilidades y recuperar el protagonismo que en su día tuvo en las movilizaciones sociales.
Para conseguir el primero de ellos, la formación ha querido dar este domingo un primer paso, que pretende ser decisivo, y diseñó una dirección en la que han tenido cabida todos los sectores, que se han repartido proporcionalmente las seis áreas y las diecisiete secretarías. Sin embargo, ni el nuevo coordinador general, Cayo Lara, del PCE, ni la nueva Comisión Ejecutiva han logrado el respaldo unánime del Consejo Político, lo que hace presagiar nuevos debates internos a los que, sin embargo, todos los sectores quieren restar importancia.
IU quiere poner en marcha toda su maquinaria al servicio del segundo de los objetivos. No en vano, el mismo día en que la huelga general del 14 de diciembre de 1988 cumple veinte años, IU ha aprobado una resolución en la que aboga por recuperar esa movilización de los trabajadores y su nuevo líder ha hecho un llamamiento a la huelga general.
Otro de los retos a los que se enfrenta la nueva Izquierda Unida es la búsqueda de un candidato a la Presidencia del Gobierno para las próximas elecciones generales, ya que la designación de Lara como número uno de la lista no está garantizada por el mero hecho de ser coordinador.
Hay entre las filas de la formación quien apuesta para el 2012 por el balear Eberhard Grosske, a quien el sector «llamazarista» podría «reservar» para esa cita electoral, y hay quien se inclina por la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, presente siempre en todas las «quinielas» relacionadas con IU.