El vicecanciller, Frank-Walter Steinmeier, abogó también por una acción concertada, «con fuerza, pero también con cabeza», dijo el socialdemócrata. La canciller que había convocado para hoy a representantes de economía y finanzas con el fin de analizar las medidas adoptadas contra la crisis, habló antes de encerrarse en la cancillería de «los meses difíciles que nos aguardan» y calificó esta reunión de «punto de partida» para una acción concertada.
Además de varios ministros de su gabinete, acudieron el presidente del banco emisor Bundesbank, Axel Weber, el presidente del Deutsche Bank, Josef Ackermann, de la Deutsche Telekom, René Obermann, el presidente del grupo industrial de Siemens, Peter Löscher, y el jefe del Consejo Asesor de Economistas del gobierno, conocido como el grupo de los Cincos Sabios, Bert Rürup.
Según apuntan algunos analistas, el gobierno trabaja ya en un segundo paquete de medidas anticrisis valorado en 30.000 millones de euros, que vendrían a sumarse a los 32.000 millones aprobados ya para infraestructuras e incentivos durante los próximos dos años.
Sin embargo Merkel no hará público antes de finales de enero o principios de febrero de 2009 este presunto «plan B», a la espera de que asuma el nuevo presidente de EEUU, Barack Obama.
En este sentido la canciller anunció que se reunirá este jueves con los gobernadores de las regiones alemanas para deliberar sobre la posibilidad de acelerar las inversiones en infraestructuras.
Merkel ha rechazado no obstante, por activa y por pasiva, cambios inmediatos en el primer plan para amortiguar los efectos de la crisis, y que muchos dentro y fuera de Alemania han tachado de demasiado modesto viniendo de la primera economía de la eurozona.
Steinmeier por su parte destacó también hoy que cada euro que invierta el gobierno en 2009 tendrá que estar encaminado a crear o conservar empleos: «Éste no puede ser el año de los despidos», dijo antes de la reunión, y llamó a las empresas a conservar a sus empleados el mayor tiempo posible.
El «Plan B», que el semanario «Wirstchaftswoche» da por hecho, contemplaría incentivos económicos para que los pequeños y medianos ingresos no sufran los rigores fiscales con la inflación y las subidas salariales.
También evaluaría un recorte de las cuotas a la seguridad social con el fin de aliviar el bolsillo del contribuyente y fomentar el consumo y un segundo programa de infraestructuras, así como la emisión de bonos de consumo para los más desfavorecidos.
Los sindicatos alemanes reclamaron la semana pasada un plan de ayuda económica de 100.000 millones de euros para los dos próximos años -más del triple que lo previsto por el ejecutivo hasta el momento- como instrumento para atajar la crisis.