«Todo el sistema está amenazado. Yo no puedo funcionar si mis proveedores desaparecen», aseguró Ghosn en referencia a las dificultades que atraviesan empresas de componentes como la francesa Faurecia.
Esa firma anunció la semana pasada que suprimirá en total 1.215 empleos en Francia en el periodo 2009-2011 ante la fuerte caída de las ventas que está sufriendo en los últimos tiempos.
El máximo responsable de Renault entiende que la actual crisis del sector es más acuciante que la que se vivió en 1993, cuando los mercados europeos bajaron el 16 por ciento, porque entonces funcionaba el sistema de crédito.
«Dos de cada tres automóviles se financian con créditos», subrayó Ghosn para resaltar cómo de dependiente del sistema crediticio es el sector del automóvil.
Aplaudió la medida del Gobierno francés de «relanzar» el sector con una prima de desguace de 1.000 euros, pero recalcó que «también hay que animar a los bancos a prestar».
«No se puede financiar a tres meses con tasas del 10%. Esta crisis es, sobre todo, financiera», dijo Ghosn, quien quiere que el Estado facilite una «financiación razonable a dos o tres años, con tasas de interés de ente el 4 y el 5%».
Ghosn, que se convertirá a partir del próximo enero en el máximo representante de la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles, intentará que Bruselas aporte una ayuda al sector de 40.000 millones de euros, partida en la que ya estarían incluidas las ayudas de los Estados, indica el diario.