Según Walsh, dada la situación actual, para un socio extranjero, la entrada en el accionariado de Alitalia «tiene valor sólo si, al final del recorrido, consigue tener un peso real». Lo que la aerolínea británica ofrece, en cambio, es «una colaboración creíble que deje a la compañía italiana la posibilidad de decidir su propio futuro de modo flexible», explicó.
Aun con todo, no excluyó que el acuerdo entre la británica y la italiana pueda tomar «otra dimensión», es decir, la de una participación en el accionariado. «Si nos encontramos ante nuevos desarrollos y oportunidades, los valoraremos», aseguró.
Estructura articulada
Preguntado sobre el nerviosismo que estaría generando el hecho de que British Airways haya abierto negociaciones simultáneas con Iberia y con la australiana Qantas, demostró poco interés por los comentarios aparecidos en los medios de comunicación.
«Puedo decir tranquilamente que hemos explicado separadamente, tanto a Iberia como a Qantas que no vemos un acuerdo con ninguna de ellas como un punto de llegada definitivo. La estructura de control debe ser articulada. No podemos dar vida a una estructura cerrada a otras posibilidades de consolidación», remarcó.
En este sentido, «un acuerdo con los demás no debe llevar a preclusiones con respecto a los italianos», aclaró. Con respecto a la escandinava SAS, consideró, en cambio, que su socio «más natural» sería Lufthansa.
Según informó ayer el diario italiano Corriere della Sera, Sabelli mantendrá una reunión con los directivos de British Airways.
Por su parte, el periódico Messaggero, avanzó que el encuentro definitivo entre la nueva Alitalia y Air France-KLM podría tener lugar ya este jueves.
Según las informaciones difundidas en los últimos días, Air France-KLM estaría dispuesta a adquirir una participación de hasta el 20% de la nueva Alitalia, en la que han confluido la vieja compañía de bandera y la también aerolínea italiana Air One.