domingo, noviembre 24, 2024
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El presidente de los ferrocarriles alemanes dimite por el espionaje a los trabajadores

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«Personalmente no tengo nada que reprocharme, pero he pedido la rescisión de mi contrato laboral al consejo de vigilancia», dijo Mehdorn, de 66 años y desde 1999 al frente de DB, compañía de la que el Estado alemán es propietario en solitario, al finalizar la presentación del balance anual.

«Con el control de esos correos electrónicos no hemos incurrido en ningún delito relevante, según el derecho vigente», afirmó Mehdorn, quien añadió que, sin embargo, el revuelo por el caso impide su «correcto esclarecimiento», lo que le ha llevado a dar ese paso.

Mehdorn, acostumbrado a sortear huelgas y escándalos, estaba desde el viernes en la cuerda floja, a raíz del informe presentado por una comisión investigadora que reveló la observación sistemática de los correos de la plantilla.

Según el informe, durante años se espiaron los mensajes a través de internet de entre 70.000 y 80.000 empleados, con un volumen de hasta 140.000 correos al día, y en el 2007 se destruyeron las convocatorias a la huelga enviadas por el sindicato de los maquinistas, GDL, a su personal.

El aún presidente de DB se declaró víctima de una «campaña» en la que se mezclan «sospechas y especulaciones» y expresó su confianza en que, antes de la pausa estival, se haya nombrado a un sucesor que pueda «analizar con frialdad» lo ocurrido.

Mehdorn, quien asumió el cargo con el Gobierno de Gerhard Schröder y que hasta ahora contaba con la confianza de la canciller alemana, Angela Merkel, ofreció su retirada coincidiendo con la presentación de las cifras del 2008, cuando DB aumentó sus beneficios en un 4,8%.

Pero el caso de espionaje a sus trabajadores le convirtió en insostenible, como avanzó ya el viernes el titular alemán de Transportes, Wolfgang Tiefensee.

Hoy el ministro expresó su «mayor respeto» por la decisión de Mehdorn y le agradeció su trabajo, pero dijo que era preciso «recuperar la confianza de la plantilla».

La propia dirección de DB admitió el sábado haber borrado dos correos electrónicos con convocatorias del conflictivo sindicato de maquinistas GDL a sus afiliados que nunca llegaron a sus destinos, pero argumentó que el uso del correo interno para llamar a la huelga era ilegal.

El caso se sumaba a la larga cadena de irregularidades y observación de la plantilla revelada en los últimos meses. Los dos principales sindicatos de los ferroviarios, Transnet y GDBA, exigían desde el viernes la cabeza de Mehdorn.

En sus casi diez años de gestión, el presidente de DB mantuvo repetidos pulsos con los representantes de la plantilla, especialmente con la GDL y su líder, Manfred Schell, cuya larga huelga paralizó el tráfico ferroviario y acarreó pérdidas multimillonarias a la compañía.

A esa huelga de maquinistas del 2007 siguieron otras protestas sindicales por parte del resto de la plantilla de DB, que, pese a los daños de imagen y el desgaste generado por esas campañas de paros, ha conseguido plantar cara a la crisis.

La dimisión de Mehdorn se daba por hecha desde primera hora de la mañana y algunos medios la habían anunciado, pero el aún presidente de la compañía se dio tiempo antes de comunicar su decisión.

La conferencia de presentación del balance empezó a las 09.00, pero el anuncio que todos esperaban se demoró casi dos horas. Mehdorn habló primero de las cifras anuales y presentó su buen balance, para dejar la cuestión hasta el turno de preguntas.

De acuerdo con esas cifras, DB cerró el 2008 con un beneficio antes de impuestos e intereses, o ebit, de 2.480 millones de euros, lo que supuso un incremento del 4,8%o respecto al 2007. El volumen de negocios aumentó, incluidas distintas adquisiciones, en un 6,8%, hasta los 33.500 millones.

Mehdorn hizo hincapié en la evolución positiva que ha tomado la compañía desde 1999, cuando asumió la dirección, y citó como ejemplo que la facturación se haya duplicado desde entonces.

«El buen resultado demuestra que estamos bien equipados para la crisis y que el modelo de gestión es el acertado», dijo Mehdorn.

A la espera de que el consejo de vigilancia acepte su dimisión, dirigió una carta de despedida a la plantilla: «Todo el que me conoce sabe que soy un luchador (…) Un ferroviario es y será siempre un ferroviario».

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