«Yo podía quizás haber sido, lo digo sin un ápice de sarcasmo, el ‘escritor obrero’ que al parecer faltaba en el prestigioso catálogo de la editorial, pero no fue así, afirmó Marsé minutos después de recibir de manos del Rey el más importante galardón de las letras hispánicas, en una solemne ceremonia que tuvo lugar en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares.
Marsé es poco dado a hablar en público y a participar en actos oficiales, pero «la ilusión de recibir el premio» le ayudó a vencer «aprensiones, y también el recuerdo de los dos «grandes poetas» que lo han precedido en el premio, Antonio Gamoneda y Juan Gelman. «Siento como si la poesía me tendiera la mano, dijo el escritor catalán.
Este novelista que ha procurado recuperar en su obra «la memoria usurpada» por la larga dictadura franquista, no se olvidó de mencionar hoy a los numerosos escritores que le «otorgaron su confianza y apoyo» cuando él empezó a publicar, entre ellos a Gil de Biedma, Jaime Salinas, José Agustín y Luis Goytisolo, Rosa Regás, Caballero Bonald, Ángel González, García Hortelano y Juan Benet.
Especial ayuda le ha prestado siempre Carmen Balcells, su agente literaria «de toda la vida, de ésta y la de más allá, sobre todo desde el día en que Marsé tomó «prestada una ocurrencia» de Groucho Marx y le dijo: «Querida Carmen, me has dado tantas alegrías, que tengo ordenado, para cuando me muera, que me incineren y te entreguen el diez por ciento de mis cenizas».
«La vocación por escribir» de Marsé
El jurado que falló el galardón y que estuvo presidido por José Manuel Blecua, valoró «la decidida vocación por la escritura» de Marsé, venciendo los elementos personales y su dura vida, además de «su capacidad para reflejar la España de la posguerra».
A la entrega del premio Cervantes, considerado el Nobel de las letras hispanas, está previsto que asista el presidente del Gobierno y las principales autoridades locales y regionales, además de escritores y representantes del mundo de la cultura y la educación.