El presidente de la CECA se mostró contrario a las intervenciones en los casos en los que los niveles de capital sean cercanos al 8% ya que el Ejecutivo tiene otros instrumentos para reforzar su solvencia a través de dicha fórmula sin necesidad de que acarree un coste para el erario público. Según Quintás, en estos momentos el Gobierno tiene la obligación de «lubrificar» a las entidades financieras del país para que éstas, a través del crédito, ayudan a la recuperación económica.
El presidente de las cajas reconoció que la burbuja inmobiliaria y la exposición a Latinoamérica, región que previsiblemente no logrará escapar a la recesión, hacen pensar que el sistema financiero epsñola se enfrenta a una «morosidad que puede ser importante, junto a una depreciación de activos significativa y un relevante descenso de infresos.
Quintás reflexionó en el encuentro acerca de los retos de las autoridades en el actual entorno de turbulencias del que según señaló «la salida de España será más lenta que los países del entorno».
En este sentido, afirmó, en primer lugar, que las autoridades deberían neutralizar el proteccionismo que puedan levantar otros países para afrontar la crisis, como el caso de Alemania e Irlanda que garantizaron los ahorros hasta un nivel superior a la mayoría de los países, e impedir así las situaciones de desventaja desleal que pudieran ocasionarse.
Si el Ejecutivo no hubiera tomado medidas en el mismo sentido que estos países, España «habría tenido un problema serio de liquidez y de otro tipo, reiteró Quintás. A su juicio, sería lamentable que el sistema financiero español, precisamente el que más se ha preparado para afrontar la crisis, salga de ella en inferioridad de condiciones respecto a sus competidores por haber recibido menos respaldo del Estado.
Añadió, además, que deberían facilitar la adaptación del nuevo sistema financiero que se creará tras la crisis. En este sentido, el presidente de la CECA apuntó que «afortunadamente» el modelo de la banca española está muy cerca del modelo que resultará por lo que el esfuerzo necesario «será menor». En este sentido, matizó que no se trata de inyectar dinero público en el sistema, sino de adoptar medidas para reforzar la solvencia se fuera necesario.
En tercer lugar Quintás mencionó que en esta crisis «habrá entidades que lo pasen mal y otras que necesitarán una intervención». Así, señaló que en España «somos maestros en esta tarea».
Por último apuntó que las autoridades deberían realizar un plan económico. En esta línea explicó que «los riesgos altamente improbables no suelen ser tenidos en cuenta» por lo que lanzó su deseo de que alguien «estuviera haciendo planes de contingencia».
En lo que a los créditos se refiere, el presidente de las cajas señaló que en momentos como el actual es «necesario extremar el rigor en la concesión de créditos» al tiempo que apuntó que es necesario que el crédito siga fluyendo.
Para ello, según Quintás, las autoridades deben procurar que el marco regulatorio sea anticíclico además de hacer más atractiva la operación a las propias entidades bien reduciendo el riesgo para la entidad o compartiéndolo como ocurre en España con las líneas ICO. También apuntó que deben colaborar en el fortalecimiento de la solvencia de las entidades financieras.
Para el presidente de la CECA, si una entidad tiene una solvencia alta, no es necesaria ninguna ayuda pública para que el crédito aumente, mientras que en el lado opuesto, el de las entidades no viables, éstas sí deberían recibir ayudas públicas, pero «seleccionadas» atendiendo al coste público y al impacto sobre la actividad económica y el empleo.
En caso de que se opte por dar apoyo público a entidades viables, éste debe ser voluntario, condicionado, limitado en el tiempo, controlado y transparente, defendió.