Varias asociaciones de minoritarios, opuestos a la venta, trataron de bloquear el derecho de voto de 170 millones de títulos controlados por la dirección, primero con un recurso de urgencia a los tribunales -que no fue admitido-, y con la petición directa a la dirección en la misma asamblea, pero sin éxito.
Finalmente, el cabecilla de los descontentos, el letrado Mischaël Modrikamen, representante de más 2.000 minoritarios, instó a sus seguidores a abandonar la sala y no participar en la votación, lo que hicieron algunos de los asistentes.
Si este miércoles los accionistas holandeses de Fortis también respaldan el acuerdo con BNP, la entidad francesa pasará a controlar el 75% de Fortis Banca -ahora en manos del Estado belga-, y, a cambio, dará a las autoridades belgas 121 millones de sus títulos, el 11,6% del capital del banco francés.
Además, la operación también prevé que Fortis Banca se haga con el control del 25% más un título de la división de seguros en Bélgica.
Con la aprobación de los accionistas a la cesión del grueso del grupo a BNP se pone punto final a la crisis de Fortis, que en algo más de seis meses ha pasado de ser un potente grupo financiero con presencia en más de cincuenta países a la nacionalización y el despiece.
En su caída, Fortis se llevó por delante, además de los ahorros de muchos pequeños accionistas, por el desplome en bolsa de sus títulos, al Gobierno de Yves Leterme, que en diciembre presentó su dimisión en pleno ante las sospechas de presiones a los jueces que debían pronunciarse sobre diversos recursos de accionistas.
Aunque ya queda lejos, el origen de los problemas de Fortis está en la ambiciosa operación en la que se embarcó en el 2007, junto al español Santander y el británico Royal Bank of Scotland, para hacerse con su rival holandés ABN Amro.
Los problemas para financiar el pago de su parte aumentaron al irse agravando la crisis financiera, que dejó además al descubierto su exposición a las hipotecas de alto riesgo estadounidenses.
Para evitar la quiebra del grupo -la primera compañía privada de Bélgica-, los Gobiernos de Bélgica, Holanda y Luxemburgo decidieron acometer una intervención conjunta a finales de septiembre, que fue seguida por la compra por el Estado holandés de todo el negocio en Holanda, incluida la parte de ABN Amro en manos de Fortis.
Posteriormente, Bélgica nacionalizó todas las actividades en su territorio, y llegó con BNP a un primer acuerdo para venderle la mayor parte (el 75% del negocio bancario y todas las actividades de seguros).
Pero en febrero, y después de que un tribunal dictaminara que los accionistas debían ser consultados sobre el desmantelamiento de la entidad, una junta convocada al efecto rechazó la operación, lo que obligó al Gobierno a pactar nuevas condiciones para la venta.
En una primera reacción a la decisión de la asamblea, el ministro de Finanzas belga, Didier Reynders, reiteró que la venta a BNP es la única opción viable «si queremos evitar aumentar las cargas sobre los contribuyentes».
En opinión de Reynders, la asociación con BNP permitirá desarrollar un proyecto industrial sólido de banca y seguros, en beneficio de los ahorradores, el personal y los accionistas.