domingo, octubre 13, 2024
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Hezbollah, preparada para despuntar en las elecciones de Líbano

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El Líbano es un mosaico de 18 comunidades religiosas y se rige por un sistema que otorga la Presidencia a un cristiano maronita, la jefatura del Gobierno a un musulmán suní y la del Parlamento a un musulmán chií. Además, la Cámara tiene 128 escaños, de los cuales 64 se adjudican a diputados cristianos y 64 a musulmanes.

Entre los cristianos de la Cámara hay 34 maronitas, catorce griego-ortodoxos, ocho griego-católicos, cinco armenio- ortodoxos, un armenio católico, un evangelista y un representante de las minorías cristianas, y entre los musulmanes 27 suníes, 27 chiíes, ocho drusos y dos alauitas.

Desde el punto de vista político, el Parlamento se divide en dos grupos en los que se entremezclan musulmanes y cristianos: el «14 de Marzo», mayoritario y que cuenta con el apoyo de Occidente y de los países árabes denominados «moderados», y el «8 de Marzo», encabezado por el grupo chií Hezbollah, y respaldado por Siria e Irán.

Ante este panorama, el médico y analista político Mahmud Chucair, considera que «no es fácil prever quién ganará debido a que no hay un sistema justo y representativo y las encuestas no son fiables». Chucair recordó que «un 95 por ciento (de los electores) vota por fidelidad sectorial o regional», aunque apuntó que los cambios en el Líbano dependerán de lo que suceda en la región.

Fuentes militares occidentales que pidieron el anonimato dijeron a Efe que todo dependerá de la movilización de los indecisos, entre un 8 y un 10 por ciento de los votantes. En este sentido, varios de los recientes acontecimientos regionales y locales han sido interpretados como un medio de persuadir a quienes aún no han elegido candidato.

Las maniobras militares israelíes junto a la frontera libanesa previstas para este domingo, el descubrimiento de varias redes de espionaje vinculadas a Israel o un reciente artículo del semanario alemán Der Spiegel en el que se implica a Hezbollah del asesinato del ex primer ministro Rafic Hariri en el 2005, son algunas de las cuestiones caldean el clima preelectoral. «Aparentemente, esto está destinado a influir en la opinión pública, sobre todo a los indecisos», afirmó Chucair.

Para Chucair, en cuanto a la cuestión de las redes de espionaje existe un consenso de todas las fuerzas políticas para apoyar a los cuerpos de seguridad, un acuerdo que no existe, se lamenta, en las investigaciones sobre los asesinatos de políticos libaneses.

Derecho a veto

Hezbollah asegura que si gana las elecciones formará un Gobierno de unidad nacional en el que la nueva oposición tendrá derecho de veto. Una propuesta rechazada por la actual mayoría, que defiende, que sólo el presidente de la República pueda disfrutar de esta prerrogativa.

Precisamente, el derecho de veto al Gobierno, reclamado por la oposición, fue una de las cuestiones claves en la última crisis política libanesa, desencadenada por la dimisión de seis ministros, cinco chiíes y uno cristiano, en noviembre del 2006. La dimisión paralizó el Parlamento, y degeneró en combates en mayo pasado en Beirut y otras regiones que hicieron temer la reanudación de la guerra civil (1975-1990).

Sin embargo, un acuerdo alcanzado en Doha (Qatar) por 14 líderes de las distintas fuerzas políticas puso fin a la situación y permitió la elección de un presidente y un acuerdo sobre la ley que regirá los próximos comicios. Gracias a ese pacto se constituyó el Gobierno actual con dieciséis miembros de la mayoría anti-siria, once de la oposición con derecho de veto y tres nombrados por el presidente Michel Suleimán, que el 7 de junio se enfrentará a un decisivo examen en las urnas.

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