La lista con las instalaciones y programas nucleares civiles había pasado prácticamente inadvertida hasta esta semana. Varios expertos nucleares citados por el NYT indicaron que los peligros derivados de la publicación de los documentos son mínimos ya que la información más sensible se conocía públicamente.
Otros, sin embargo, como David Albright, del Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional, especializado en proliferación nuclear, creen que la información sobre los almacenamientos de combustible puede dar a terroristas y ladrones datos que les ayuden a localizar y robar el material.
La información, considerada «confidencial», se compiló para su entrega a la Agencia Internacional de la Energía como parte de un proceso en el que EEUU accede a inspecciones más estrictas con la esperanza de que otros países, como Irán, hagan lo mismo.
El presidente estadounidense, Barack Obama, envió el documento al Congreso el 5 de mayo para que fuese revisado por los legisladores y a continuación la Oficina de Impresión del Gobierno publicó el borrador en su página web.
Los motivos de que el documento se divulgase siguen siendo un misterio.
En su portada, el texto atribuía su publicación al Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.
La portavoz de dicho comité aseguró que nunca lo había publicado ni tenía control sobre su publicación.
El documento no contiene información militar sobre el arsenal de armas nucleares del país o sobre las instalaciones y programas que salvaguardan esas armas.
En lugar de eso presenta la que parece ser una lista exhaustiva de los sitios que integran el complejo civil nuclear de EEUU, que se extiende de costa a costa e incluye reactores nucleares.