La precisión de Wolf tuvo efecto de bálsamo en los trabajadores después de que Magna informara a través de un comunicado el martes que «los acuerdos de principio alcanzados deberán traducirse en realidad» y que «no puedo garantizar que la transacción, al final, se concretará».
Magna entrará en Opel con el apoyo del banco ruso Sberbank y el fabricante ruso GAZ, según acordaron las partes interesadas en este proceso y en consultas con gobierno alemán.
Alemania apoyará financieramente al inversor con 1.500 millones de euros en avales en el primer semestre, monto al que seguirán hasta 4.500 millones de euros en los próximos años.
Según publicó hoy el diario austríaco Der Standard, Magna también prevé solicitar ayudas públicas a las autoridades de Viena por un monto de 300 millones de euros.
Reestructuración de Opel
Wolf afirmó que el proceso de reestructuración que Opel pondrá en marcha una vez atados todos los cabos pendientes estará dirigido por el presidente de General Motors Europa, Carl Forster.
Se desconoce sin embargo si Forster, que hoy se entrevistará en Rüsselsheim con el ministro español de Industria, Miguel Sebastián, se mantendrá a la cabeza de la nueva empresa.
Sebastián transmitirá en ese encuentro el interés del Gobierno español en la planta de la filial alemana de General Motors en la localidad aragonesa de Figueruelas.
El presidente del comité de empresa de Opel, Klaus Franz, reiteró ante los trabajadores que el camino al saneamiento de la empresa «será duro» y tendrá efectos en la plantilla.
Franz aventuró que esos efectos harán especial mella en las plantas de Luton (Reino Unido), Amberes (Bélgica) y Bochum (Alemania).
El fundador y presidente de Magna, Frank Stronach, afirmó hoy en Ottawa que al final del proceso de reestructuración Opel volverá a generar beneficios en cuatro años.