Medio siglo después de que Víctor Mora y Miguel Ambrosio crearan las aventuras del Capitán Trueno y cuarenta años después de que la primera colección en color viera la luz, el mítico caballero vuelve a las librerías con El nuevo y genuino Trueno Color, la primera edición libre de censura.
Muertos que resucitaban o desaparecían, puñales y flechas que se evaporaban y desplazaban sin sentido o la eliminación de palabras como «maldición», consideradas malsonantes, caracterizaron las viñetas de Trueno Color, una mutilación que dificultaba la comprensión de la trama e incluso desvirtuaba su esencia.
«Veías a una persona que se caía y no entendías por qué se retorcía, porque faltaba una flecha», explica el editor, Francisco Sánchez, quien confiesa que es una colección que «leía y devoraba de pequeño».
El editor considera que el objetivo de este volumen es «hacer justicia» al Capitán Trueno, «una cabecera popular deteriorada, que se editó de forma bárbara».
Un capitán para dos generaciones
Creada en 1956 por Víctor Mora y Miguel Ambrosio, la serie en blanco y negro llegó a ser la historieta más popular en España, pero, una década más tarde, la llegada de Trueno Color permitió que una nueva generación de lectores se acercara al personaje. No sólo eso, sino «que Trueno acercó el cómic a mucha gente», ha asegurado Antoni Guiral, quien firma el prólogo de esta edición.
Las aventuras del mítico caballero, publicadas en pequeños cuadernillos apaisados, difundieron en España los valores populares del cómic de aventuras, pero la llegada de los superhéroes norteamericanos obligó, según Guiral, una transformación de la dinámica editorial que, entre otras cosas, diera color a sus viñetas.
Así nació Trueno Color, que tenía como objetivo agrupar todas las aventuras de Trueno y sus compañeros -Goliath, Sigrid y el pequeño Crispín- y que «en un momento en que la colección original había desaparecido, actualizó el personaje a nuevos lectores», añade Guiral.
Pero, lejos de conservar el espíritu original del tebeo, las viñetas quedaron mutiladas por la censura franquista, más fuerte que la de los años cincuenta y sujeta la legislación de 1963, inscrita en un estatuto de publicaciones infantiles y juveniles, recuerda Guiral.
«Lamentablemente, el espíritu original de ‘El Capitán Trueno’ también es la manipulación de las viñetas y la censura», afirma Guiral, ya que «en muchos casos, fue la propia editorial la que se autocensuró, porque sabía lo que podía y lo que no podía hacer».
Los nostálgicos de Trueno, como Sánchez y Guiral, confían en que pueda haber una tercera generación de lectores del mítico capitán, y «más ahora que el proyecto cinematográfico está encarrilado» y cuyo rodaje empezará en Alicante a finales de año.