En el 2008 las pérdidas estimadas inicialmente se situaron en 6.400 millones y se cerraron en 8.000 millones.
IATA estima que la recesión supone un descenso de un 15%, lo que puede provocar que la facturación global caiga en torno a 60.000 millones.
En la aviación comercial la demanda puede descender, según esta asociación, un 8%, hasta los 2.060 millones de pasajeros, en relación con los 2.240 millones del año anterior.
Asimismo, en cuanto a la carga aérea, la IATA prevé que se recorten los ingresos un 17%, y que se transporten 33,3 millones de toneladas, frente a los 40,1 millones del 2008.
Bisignani indicó ante estas cifras que «jamás hemos vivido una situación de tal gravedad», pues aunque después del 11 de septiembre los ingresos cayeron un 7%, «volvimos a crecer inmediatamente».
Sin embargo, Bisignani quiso dar la buena noticia de que los gastos por combustible van a descender en 59.000 millones de dólares, asumiendo el precio del barril de petróleo a 59 dólares, lo que tendría una repercusión de un 23% en los costes operacionales, ocho puntos menos que en el 2008.
Asimismo, también destacó que la productividad laboral ha mejorado en la última década un 71%, y que las reservas de efectivo son mucho más sólidas en la actualidad, defendiendo la situación de consolidación de las asociaciones fuertes como Air Franc -KLM, Lufthansa-Swiss y Delta-Northwest, que han creado empresas más robustas.
Con respecto a las pérdidas de las diferentes compañías aéreas para este año, el director general indicó que las aerolíneas de América del Norte llegarán a los 750 millones de euros y las europeas pueden perder unos 1.300 millones.
En cuanto a las aerolíneas de la región Asia-pacífico son las que a juicio de la IATA pueden tener las mayores pérdidas, casi 2.500 millones; mientras que las latinoamericanas se situarán en los 676 millones, y las africanas en 375 millones.
IATA representa a unas 230 aerolíneas de todo el mundo que suman el 93% del transporte aéreo regular mundial.