La victoria conservadora se ha cimentado, sobre todo, en los países más poblados de la Unión: Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, España y Polonia.
En Alemania, la canciller democristiana, Angela Merkel, registró un pequeño descenso, mientras que los socialdemócratas igualaron el mal resultado de hace cinco años.
La solidez del presidente francés, Nicolas Sarkozy, y del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, tuvo como contraste la debilidad de la oposición de izquierda en Francia y en Italia, y en España la oposición del Partido Popular sacó 3,7 puntos de ventaja al gobernante Partido Socialista.
En el Reino Unido, los laboristas del primer ministro Gordon Brown sufren una dura derrota al quedar en tercer lugar en Inglaterra y Gales, tras los favoritos del Partido Conservador e incluso por detrás del antieuropeo UK Independence Party (UKIP).
Importancia de los resultados
Tras conocerse los resultados, el presidente del partido, el belga Wilfried Martens, y el del grupo parlamentario, el francés Joseph Daul, han instado a los jefes de Estado y Gobierno a renovar a Barroso, sin más demora, como presidente de la Comisión.
Son los gobernantes comunitarios quienes designan, por unanimidad, al candidato a ese puesto, pero, según el tratado en vigor (Niza), el designado ha de ser confirmado después por el Parlamento Europeo (PE), el cual aprueba o rechaza la candidatura «por mayoría de los votos emitidos» en «votación secreta».
El tratado también indica que, en la designación del candidato, los gobernantes «tendrán en cuenta» los resultados de las elecciones europeas. «Como en 2004», ha proclamado Daul con toda rotundidad, «el próximo presidente de la Comisión Europea (CE) será elegido en las filas del PPE». En realidad, el PPE es el único partido que ha concurrido a estas elecciones con un candidato oficial a la presidencia de la Comisión.
«Un apoyo a nuestro candidato»
El respaldo conseguido este fin de semana en las urnas lo interpreta el PPE como «un apoyo a nuestro programa y a nuestro candidato», según Daul, lo que reviste de legitimidad popular las aspiraciones de Durão Barroso.
El ex primer ministro portugués tiene en estos momentos garantizado el apoyo, con distinto grado de entusiasmo, de los trece jefes de gobierno del PPE que se sientan en el Consejo Europeo, así como de tres socialistas, entre ellos el español José Luis Rodríguez Zapatero, y varios liberales. En vísperas de las elecciones, el presidente del Gobierno español volvió a garantizar, ante las cámaras de TVE, su respaldo al candidato de los populares.
Para Zapatero, la confianza y la buena relación personal, así como la tradicional solidaridad ibérica en cuestiones europeas, están por encima de las diferencias ideológicas.
A seis meses de asumir la presidencia rotatoria de la UE, el Gobierno español desea preservar a toda costa el excelente clima de colaboración que se ha creado con Barroso y sus colaboradores. Además, si el nuevo Tratado de Lisboa entra finalmente en vigor a principios de año, será todavía más fundamental que reine esa buena sintonía entre Madrid y Bruselas, ya que le tocará a la presidencia española aplicar y desarrollar las nuevas reglas de funcionamiento de la Unión.
Los dos dirigentes del PPE se han esforzado este lunes por tender la mano a los otros dos grupos principales -socialistas y liberales-, conscientes de que los 263 escaños obtenidos, de un total de 736, no bastan para asegurar la confirmación de Barroso por el pleno.