El ejecutivo de la UE tiene que ponerse a trabajar en breve en los textos, para poder ir aprobando los cambios durante el otoño, de modo que la nueva estructura de supervisión entre en funcionamiento a lo largo del 2010.
Desde la Comisión, su presidente, José Manuel Durão Barroso, se mostró al término del Consejo Europeo muy satisfecho, y destacó que «hace apenas unos meses habría sido impensable el nivel de consenso conseguido este viernes».
Los Veintisiete están convencidos de que resolver los fallos detectados en la actual crisis contribuirá a evitar situaciones similares en el futuro y, a más corto plazo, ayudará a restaurar la confianza en el sector financiero, lo que debería facilitar el inicio de la recuperación económica.
Novedades
La principal novedad del modelo planteado por Bruselas es la creación de un Consejo Europeo de Riesgos Sistémicos, encargado de preservar la estabilidad del sistema financiero comunitario, y de emitir alertas y recomendaciones en caso de detectar amenazas.
El Consejo partirá de la estructura del Banco Central Europeo (BCE) y en él se sentarán los gobernadores de los bancos centrales de los Estados miembros, un representante de la Comisión Europea, así como de los supervisores nacionales, aunque sin derecho de voto.
La idea inicial que este nuevo organismo lo encabezara el presidente del BCE, pero para despejar las reticencias de los países que, como Reino Unido, no son socios del euro, se acordó que la responsabilidad recaerá en alguno de los gobernadores de los bancos centrales.
Tres nuevas autoridades supervisoras
El otro pilar del modelo es el establecimiento de tres nuevas autoridades de supervisión para los sectores de banca, bolsa y seguros, que deberán fijar reglas comunes para todos los países y facilitar la cooperación entre los supervisores nacionales, además de controlar a las agencias de calificación de riesgos.
Los organismos nacionales seguirán encargados de la vigilancia diaria del grueso de las entidades financieras y se crearán equipos de supervisores para aquellas con actividad trasnacional.
Las tres nuevas autoridades -en las que estarán representados los Veintisiete-, mediarán en caso de desacuerdo entre los supervisores de los Estados miembros y, aunque sus decisiones en este ámbito serán vinculantes, en ningún caso de esas decisiones podrán derivarse consecuencias presupuestarias para los países.
«Las decisiones de las autoridades europeas de supervisión no vulnerarán de ninguna manera las responsabilidades fiscales de los Estados miembros», recalcó la declaración final del Consejo para despejar las dudas británicas.
Reino Unido
El primer ministro británico, Gordon Brown, convirtió esta cuestión en prioritaria y, al término de la reunión, hizo hincapié en que tanto Reino Unido como el conjunto de la UE saldrán beneficiados de la aplicación del nuevo esquema.
Está por ver cómo se concretará esta cuestión, pero lo que se trata de evitar es dar a una autoridad supranacional la última palabra ante, por ejemplo, potenciales intervenciones públicas en entidades bancarias.
La canciller alemana, Angela Merkel, restó importancia a las concesiones al Reino Unido y destacó el avance logrado hacia «una nueva economía social mercado», aunque precisó que aún queda «un largo camino» para completar el refuerzo del modelo de supervisión.
Por su parte, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, consideró «impresionantes» los progresos logrados en menos de un año, y valoró el cambio de enfoque sobre la supervisión del premier británico.