domingo, noviembre 24, 2024
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‘Whatever Works’, lo último de Woody Allen

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David encarna al «álter ego» del director. Su personaje es Boris Yellnikoff, un misántropo malhumorado que por casualidad conoce a una joven del sur (interpretada por Evan Rachel Wood) con la que comienza un romance de lo más particular, a pesar de las trabas que ponen a la relación los padres de ella (Ed Begley y Patricia Clarkson).

El guión del filme, firmado también por Allen, data de la década de los 70, cuando por entonces pensó en ofrecer el papel protagonista a Zero Mostel, una idea que tuvo que descartar debido a la muerte del actor en 1977. El cineasta prefirió postergar el proyecto hasta dar con el intérprete que encajase en el perfil de Mostel, y así es como Allen se decidió por Larry David, con quien había contado brevemente en Días de radio (1987) y Historias de Nueva York (1989).

«Larry no dejó de decirme que estaba cometiendo un error al contratarle, por sus pocos registros y por lo terrible que era», dijo Allen, de 73 años. «Y luego resultó maravilloso y natural a la primera toma», agregó. El personaje de David, con constantes ataques de pánico, se considera un genio. No obstante, estuvo cerca de ganar el Premio Nobel por mecánica cuántica. Tiene un alto concepto de sí mismo y una opinión negativa sobre la raza humana.

Afinidades entre el director y el personaje

«Yo escribí el guión, así que es la manera en la que yo veo las cosas», admitió Allen. «Pero Boris es un personaje que he creado. No me identifico con él exactamente, es una extrema exageración de mis sentimientos», añadió. Muchos aficionados podrán atisbar muchas similitudes del personaje con la manera de ser del propio director, aunque David nunca quiso interpretar a Boris como si fuera una simple imitación de Allen.

«Sé que es un papel que normalmente haría él, pero nunca me planteé hacerlo como él ni él quería que lo hiciera así, así que no hubo ningún problema», comentó David, la elección «perfecta» para Allen por su humor «sardónico, sarcástico y vitriólico». «Yo no tendría tanta gracia si me pusiera a insultar a la gente y a proclamar mi genialidad a los cuatro vientos, pero hay ciertos individuos con el carisma suficiente para lograrlo y él es uno de ellos», comentó Allen.

David, de 61 años, ha generado comentarios muy positivos entre la prensa especializada por su interpretación, algo que suele ser usual en las cintas de Woody Allen y cuyo último ejemplo fue el Oscar recibido por Penélope Cruz en Vicky Cristina Barcelona. «Ganan el premio básicamente porque son buenos», afirmó el director. «Mi contribución es darles el papel para que puedan extender sus alas y mostrar cómo son los personajes», continuó Allen.

En julio, de nuevo en Europa, y más concreto en Londres, comenzará la grabación de su nueva obra, todavía sin título oficial, en donde aparecerán nombres como los de Banderas, Anthony Hopkins, Freida Pinto (Slumdog Millionaire), Naomi Watts (21 Gramos) o Josh Brolin (Mi nombre es Harvey Milk). «Es una cuestión financiera. Resulta muy caro hacer películas en Nueva York. Yo trabajo con muy poco presupuesto y no me lo puedo permitir», concluyó.

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