La Fundación Picasso muestra desde este miércoles en su sala de exposiciones los «dibujos en el espacio» de Julio González, que definió así el juego con el hueco y el aire en sus esculturas, y que mantuvo una amistad con el artista malagueño, al que enseñó a trabajar con el hierro.
reúne catorce esculturas, diecisiete dibujos, seis relieves, dos pinturas, doce piezas de orfebrería y un grabado pertenecientes a los fondos del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), en cuya colección las obras del autor catalán son el «núcleo fundacional».
De hecho, el IVAM se abrió en 1989, cinco años después de que adquiriera 390 piezas de González, ha recordado este miércoles la directora de Comunicación de esta institución, Encarna Jiménez.
La exposición arranca con las raíces modernistas que comparten Picasso y González, con piezas de orfebrería de éste, que se dedicó a esta actividad, que era también la de su familia, durante parte de su vida.
Encuentros
Ambos artistas se conocieron en el local Els Quatre Gats de Barcelona y se reencontraron posteriormente en París en 1928, cuando Picasso iba a crear una escultura sobre Apollinaire y pidió ayuda para ello a González, que había aprendido la soldadura autógena gracias a su trabajo en una fábrica de automóviles Renault, ha señalado la directora de la Fundación Picasso, Lourdes Moreno.
Después de mostrar en la primera sala los vínculos de González con las tendencias finiseculares, con dibujos académicos en los que ya se empieza a apreciar una preocupación por el volumen, en la siguiente sala están las esculturas con material de desecho ensamblado con un soplete que supusieron una revolución en su época.
Ahí están las obras Dafne, La gran trompeta, El arlequín o Cabeza ante el espejo, en la que González «reduce un tema clásico como el de la mujer ante el espejo a lo más esencial», por lo que se le puede considerar «un gran adelantado del arte minimal», según Jiménez.
En la última sala se han agrupado las obras con un tinte más trágico, que coinciden con los años cercanos a la Guerra Civil española, y en la que es frecuente el tema de la máscara, también fundamental en Picasso.
Asimismo, se exponen los bronces Mano izquierda levantada y Mano derecha levantada, cuyo dramatismo recuerda al Guernica de Picasso.
El recorrido concluye con una obra creada conjuntamente por Picasso y González, el grabado Cabeza de mujer, en la que el malagueño dibujó sobre la plancha y el catalán pasó la imagen al papel.
La exposición, fruto del convenio entre el IVAM y la Fundación Picasso por el que también se expuso en Valencia el cuaderno preparatorio de Las señoritas de Aviñón, perteneciente a la colección de la institución malagueña, permanecerá abierta hasta el próximo 4 de octubre.