Considerado durante décadas un gurú de las finanzas, Madoff, de 71 años, fue detenido el pasado 11 de diciembre por agentes del FBI en las oficinas de su firma de inversión tras haber confesado a sus hijos que durante 30 años había operado un esquema de Ponzi, una estafa piramidal, que le permitió estafar más de 50.000 millones de dólares a sus clientes, entre los que se incluían particulares adinerados, organizaciones caritativas y bancos de reputación mundial.
Tras permanecer en un polémico arresto domiciliario en su lujoso apartamento de Manhattan, el pasado 12 de marzo Madoff fue finalmente encarcelado tras declararse culpable de los once cargos presentados en su contra –incluyendo fraude, perjurio, lavado de dinero y robo– donde ha permanecido a la espera del veredicto.
Al admitir su culpabilidad, el ex presidente de Nasdaq evitó un juicio ante un gran jurado, por lo que el público que asistió hoy a la corte federal del distrito Sur de Nueva York se ha limitado a escuchar las declaraciones de un número reducido de víctimas y la lectura de la sentencia.
Las investigadores han detectado 1.341 afectados por el fraude, cuyos fondos ascendían a un montante conjunto de más de 13.000 millones de dólares, de los que Madoff reconoció no haber invertido «ni un céntavo».