El paraíso se hace terrenal en cuanto uno llega a Punta Cana. El único lugar del mundo donde la fiesta y el descanso conviven a la perfección las 24 horas del día, mientras las preocupaciones quedan aparcadas a miles de kilómetros de distancia y, con suerte, olvidadas para siempre.
Situada en el extremo oriental de la República Dominicana, se encuentra una zona turística de cuarenta kilómetros de arena blanca, cocoteros, aguas cristalinas y más de 35 complejos hoteleros “todo incluido”. Con un clima cálido durante todo el año, con altas temperaturas suavizadas por la brisa del mar, Punta Cana se convierte en el destino ideal desde septiembre hasta abril, cuando es poco probable que las lluvias se atrevan a aguar una fiesta segura.
Parejas de viaje de luna de miel, grupos de jóvenes celebrando el final del curso, familias que se toman un respiro en sus ajetreadas vidas… Punta Cana es idóneo para todos. Las mejores playas del mundo aguardan a aquellos que estén cansados de costas masificadas, complejos de dudosa calidad y locales más que problemáticos.
El lujo, la comodidad y la atención al cliente son las señas de identidad de los complejos hoteleros de este paraíso tropical. Con todo pagado desde que se organiza el viaje, uno no tiene de que preocuparse durante toda la estancia, en la que podrá degustar el exquisito sabor del ron dominicano –junto con los cócteles más exóticos y característicos de la zona- donde más le plazca, tomando el sol en la playa, a la sombra de un cocotero o en las piscinas de un hotel, donde no le faltará ningún tipo de atención.
Además, los más jóvenes no tendrán que preocuparse del reloj. La música y la diversión se respiran en todos los rincones durante las 24 horas del día. Los distinguidos locales nocturnos, las zonas de recreo del hotel y las mismas playas son una fiesta continua. Incluso los barcos que llevan a las diferentes excursiones hacen del trayecto un viaje inolvidable
Y es que Punta Cana tampoco olvida a aquellos que buscan más que fiesta o relax. Las diferentes excursiones que se organizan, además de mostrar unos paisajes de ensueño, satisfacen los hobbies de todo el mundo.
Algunas que nadie debería perderse son las visitas a Isla Saona, por sus numerosos kilómetros de playa de aguas cristalinas y su belleza natural, Isla Catalina, con bellos fondos acuáticos, excepcionales para practicar deportes acuáticos como el snorkel y el buceo, los Altos de Chavon, villa mediterránea fuente de inspiración de los artistas, el Marinarium, para nadar junto a tiburones, o Santo Domingo, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO que cuenta con el Parque de Colón, el Alcázar de Colón o la Ciudad Colonial, el lugar donde comenzó el Nuevo Mundo.
Por todo ello Punta Cana no es un lugar más de sol y playa sino el destino paradisíaco por excelencia.