La caja resultante se situaría por delante de la que conformaría la integración de las cajas comarcales de Sabadell, Terrassa y Manlleu, cuyas negociaciones se encuentran en un estadio más avanzado, ya que sus representantes ya han presentado ante el Banco de España el proyecto de fusión.
Caixa Catalunya, que preside Narcís Serra, es la mayor de las tres cajas actualmente en negociaciones. Con unos activos de más de 60.600 millones de euros, la entidad, que registró en el 2008 un resultado de 193,7 millones, un 60,3% menos que el año anterior, dispone de 1.203 oficinas y cerca de 6.700 empleados.
Por detrás se sitúa Caixa Tarragona, con unos activos de 11.789 millones, 314 oficinas y una plantilla de 1.478 personas. Su resultado en el 2008 fue de 36,5 milloness, un 29,3% menos. Caixa Girona, que cerró el 2008 con un resultado de 26,5 millones, un 35,6% menos, tiene activos por valor de 7.739 millones, una red de 238 oficinas y 1.168 trabajadores.
Precisamente, Caixa Girona celebrará hoy su Asamblea General, en la que su actual presidente, Arcadi Calzada, será reemplazado, previsiblemente, por el economista y ex concejal socialista Manel Serra.
La caja resultante de la fusión de estas tres entidades podría alcanzar unos activos de más de 80.000 millones, lejos todavía de la líder del sector, La Caixa, que tiene 236.729 millones. La nueva caja tendría, además, una red de más de 1.750 oficinas y 9.362 empleados.
Según El Periódico, Narcís Serra no liderará el nuevo grupo para evitar que aparezca como un proyecto político.
Explicaciones al Banco de España
Por otra parte, directivos de Caixa Sabadell, Terrassa y Manlleu viajaron este martes a Madrid para exponer al Banco de España sus conversaciones para una posible fusión, según explicaron desde las cajas de ahorros implicadas. Por parte de Caixa Sabadell y Caixa Terrassa acudieron sus directores generales, Jordi Mestre y Enric Mata, respectivamente. Un representante de Caixa Manlleu también se desplazó hasta la capital.
Caixa Manresa, que suena como una cuarta parte que podría participar en la operación, declinó confirmar su asistencia a la cita con el Banco de España.
La caja mantiene las distancias respecto a las «quinielas» que se barajan en los medios de comunicación, y sólo admite «sondeos» del mercado, a la vez que defiende su capacidad para operar en solitario, aspecto que ejemplifica con su nivel de morosidad, el más bajo de Cataluña según los datos del primer trimestre.
Su requisito básico para participar en un eventual proceso de fusión es que la entidad resultante sea «solvente y sólida» y con un proyecto empresarial «claro».
Desde las tres cajas implicadas en las conversaciones el mensaje clave es que «no hay nada cerrado», y que la fusión es sólo una de las posibilidades. También se barajan centros operativos compartidos, plataformas tecnológicas comunes, sistemas integrados en diferentes ámbitos y emisiones conjuntas en mercados financieros, entre otros.
La reunión con el Banco de España no es para presentar un «documento cerrado», sino para intercambiar con el organismo estatal los puntos tratados en las conversaciones entre las entidades, así como su evolución y las diversas alternativas sobre la mesa.
Además, Caixa Terrassa aprovechará la reunión de Madrid para que su nuevo presidente, Jaume Ribera, se presente al Banco de España. Ribera accedió al cargo el 3 de junio, en sustitución de Francesc Astals, que agotó su mandato máximo según la Ley de Cajas catalana. Ribera era hasta entonces vicepresidente primero.